El camino hacia la gloria de Jesús
Había una vez en un pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Jesús que desde pequeño soñaba con ser un jugador de fútbol reconocido mundialmente.
Todos los días después de la escuela, Jesús corría al potrero del barrio para practicar sus tiros al arco y hacer gambetas como sus ídolos en la televisión. Un día, mientras jugaba con sus amigos, se acercó el entrenador del club de fútbol más importante de la ciudad.
"¡Hola chicos! Estoy buscando nuevos talentos para nuestro equipo juvenil. ¿Alguno de ustedes quiere probar suerte?"- dijo el entrenador emocionado. Todos los chicos levantaron la mano, pero Jesús fue el primero en acercarse.
"¡Yo quiero intentarlo! ¡Soy el próximo Messi!"- exclamó Jesús con una sonrisa llena de determinación. El entrenador lo miró sorprendido por su confianza y decidió darle una oportunidad. Durante los entrenamientos, Jesús demostraba una habilidad excepcional con el balón.
Sus compañeros lo admiraban y pronto se convirtió en la estrella del equipo juvenil. Sin embargo, no todo sería fácil para él.
En el partido más importante de la temporada, contra el eterno rival del club, Jesús tuvo la oportunidad de marcar un gol decisivo que les daría la victoria. Pero cuando estaba a punto de rematar al arco, tropezó y cayó al suelo. El estadio entero contuvo la respiración mientras veían a Jesús levantarse lentamente.
Con lágrimas en los ojos por haber fallado esa oportunidad única, Jesús recordó las palabras de su abuelo: "Las caídas nos hacen más fuertes si tenemos el coraje de levantarnos". Con valentía y determinación, se levantó y pidió que le dieran otra oportunidad.
El tiempo se agotaba y el marcador seguía empatado. En los últimos minutos del partido, llegó el momento crucial: un tiro libre a favor del equipo de Jesús.
Concentrado y seguro de sí mismo, tomó distancia y pateó con fuerza hacia el arco rival. El balón surcó el aire y entró justo en la escuadra contraria. El estadio estalló en júbilo mientras todos corrían a abrazar a Jesús por su golazo histórico.
Desde ese día, su nombre resonaría en todos los rincones del mundo futbolístico como uno de los grandes talentos emergentes. Jesús había demostrado que con esfuerzo, perseverancia y valentía se pueden superar cualquier obstáculo en busca de cumplir nuestros sueños más anhelados.
FIN.