El camino hacia la luz



Había una vez un pequeño niño llamado Tomás, quien siempre se preguntaba por qué las personas eran diferentes y cómo podía conectar con ellos de una manera más profunda.

Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró a un anciano sentado en la orilla del río. "Hola, ¿cómo estás?"- dijo Tomás. "Muy bien, gracias"- respondió el anciano sonriendo. "¿Qué estás haciendo aquí solo?"- preguntó Tomás. "Estoy meditando sobre el amor y la espiritualidad"- contestó el anciano.

Tomás nunca había oído hablar de meditar o de espiritualidad antes, pero estaba intrigado. Así que se sentó junto al anciano y comenzaron a hablar sobre lo que significaban estas cosas.

El anciano le explicó que la espiritualidad era la conexión con algo más grande que nosotros mismos y que esta conexión podía ser alcanzada a través de la meditación y la práctica del amor incondicional hacia los demás.

Tomás no entendía cómo podría amar incondicionalmente a alguien sin conocerlos bien. Pero entonces el anciano le habló sobre la glándula pineal en su cerebro. Le dijo que esta glándula era como una antena para recibir mensajes del universo y ayudarnos a conectarnos con nuestra verdadera naturaleza espiritual.

El niño estaba fascinado por todo lo que había aprendido ese día. Decidió practicar lo que aprendió en casa tratando de ser amable con su hermana menor incluso cuando ella lo molestaba.

Al principio fue difícil, pero poco a poco comenzó a sentirse mejor consigo mismo porque sabía que estaba haciendo algo bueno. Un día, mientras caminaba por el bosque de nuevo, se encontró con el anciano. Pero esta vez, el anciano parecía diferente.

Estaba rodeado de una luz brillante y tenía un aura de paz a su alrededor. "Tomás"- dijo el anciano sonriendo-, has aprendido mucho desde la última vez que nos vimos.

Tu amor incondicional hacia tu hermana ha abierto tu corazón y te ha permitido conectarte con tu verdadera naturaleza espiritual". El niño no podía creer lo que estaba viendo y sintiendo.

Se dio cuenta de que había trascendido más allá de sus limitaciones anteriores y se sentía más vivo y conectado con todo lo demás en ese momento. A partir de entonces, Tomás practicó la meditación y el amor incondicional todos los días para mantenerse conectado con su verdadero ser espiritual.

Y siempre recordaría esa maravillosa experiencia en el bosque como un momento importante en su vida donde comenzó a comprender lo que significaba trascender sus propias limitaciones para alcanzar algo más grande que él mismo.

FIN.

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