El camino hacia la velocidad



Había una vez un pequeño y valiente niño llamado Rody, quien amaba la velocidad y la adrenalina que sentía al andar en su moto. Sin embargo, un día tuvo un terrible accidente que lo dejó gravemente herido.

Rody estaba jugando a las carreras con sus amigos en el parque cuando perdió el control de su moto y se estrelló contra un árbol. Al verlo tirado en el suelo, sus amigos corrieron a buscar ayuda.

Pronto llegaron los paramédicos y lo llevaron al hospital. La mamá de Rody estaba muy preocupada mientras esperaba noticias de su hijo.

Cuando finalmente llegó el doctor, le dijo que Rody había sufrido una fractura en una pierna y necesitaría usar muletas durante unos meses para recuperarse. "¿Cómo vamos a hacer para cuidarlo?", preguntó la mamá preocupada. "Lo mejor es que descansen mucho en casa", respondió el médico.

"Y asegúrense de seguir todas las indicaciones del tratamiento para que se recupere pronto". La mamá de Rody asintió con la cabeza y prometió cuidar bien de él. Pero no iba a ser fácil: Rody era un niño muy activo y siempre quería estar afuera jugando con sus amigos.

"No te preocupes hijo", le dijo su mamá tratando de animarlo. "Podemos jugar juegos de mesa juntos o leer libros interesantes". Pero después de varios días encerrados en casa, Rody comenzó a sentirse triste e impaciente.

Extrañaba salir al sol, sentir el viento en su cabello y jugar con sus amigos. Un día, mientras veían televisión juntos, Rody vio un programa sobre personas que habían sufrido lesiones y discapacidades, pero aún así lograban hacer cosas increíbles.

"¿Viste eso mamá?", preguntó emocionado. "¡Esas personas pueden hacer cualquier cosa si se lo proponen!". Esa noche, cuando la mamá de Rody lo estaba ayudando a acostarse, él le preguntó:"Mamá, ¿crees que algún día pueda volver a andar en moto?".

Su mamá suspiró y le dijo:"No sé hijo. Pero lo que sí sé es que debemos tener paciencia y trabajar duro para que te recuperes bien". Pero Rody no se rindió.

Comenzó a hacer ejercicios de rehabilitación con mucho esfuerzo y dedicación. Además, empezó a leer libros sobre motociclismo para aprender más sobre cómo cuidar su moto y ser un mejor piloto.

Con el tiempo, las semanas pasaron volando y llegó el día en que los médicos le quitaron las muletas a Rody. La emoción de poder caminar nuevamente fue indescriptible para él.

Pero lo más emocionante fue cuando su papá llegó a casa con una sorpresa: ¡una nueva moto!"¡Wow! ¡Gracias papá!", exclamó Rody emocionado mientras abrazaba su nueva adquisición. Su mamá estaba un poco nerviosa al principio, pero sabía cuánto significaba para él tener esa moto de nuevo.

Así que decidió apoyarlo en su sueño siempre y cuando fuera responsable y siguiera todas las normas de seguridad vial. Rody comenzó a practicar todos los días, mejorando su técnica y velocidad. Y finalmente, después de mucho esfuerzo y dedicación, ganó la carrera más importante de su vida: la carrera contra sí mismo.

Aprendió que aunque las cosas pueden ser difíciles a veces, siempre hay una manera de superar los obstáculos si trabajamos duro y no nos rendimos ante las adversidades.

FIN.

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