El camino hacia la victoria


, siempre soñaba con convertirse en un gran jugador. Todos los días después de la escuela, corría a su casa para hacer sus deberes y luego se iba al parque a entrenar.

Un día, mientras Simón estaba practicando tiros al arco, una pelota salió volando hacia la calle. Simón corrió detrás de ella sin mirar y casi es atropellado por un auto que pasaba cerca. Afortunadamente, el conductor pudo frenar justo a tiempo.

"¡Cuidado chico! ¿Estás bien?" dijo el conductor preocupado. Simón asintió con la cabeza y se disculpó por su descuido. El conductor le devolvió la pelota y le dijo: "Ten más cuidado la próxima vez".

Desde ese día, Simón aprendió una valiosa lección sobre seguridad vial y decidió aplicarla también en el campo de juego. Empezó a prestar más atención durante los partidos y cuando veía que alguien estaba en riesgo de lesionarse, detenía el juego para asegurarse de que estuvieran bien.

Un día mientras jugaban contra otro equipo, uno de los jugadores del equipo contrario cayó al suelo con dolor después de un choque accidental con Simón.

En lugar de seguir jugando como si nada hubiera pasado, Simón corrió hacia él para ver si estaba bien. "¿Estás bien? Lo siento mucho", dijo Simón mientras ayudaba al niño a levantarse. El niño sonrió y respondió: "Sí estoy bien gracias amigo".

Los otros niños del equipo contrario notaron lo amable que había sido Simón y comenzaron a tratarlo mejor durante todo el partido. Al finalizar el encuentro se acercaron a él y le dijeron:"Simón, eres un gran jugador pero también eres un gran amigo. Gracias por preocuparte por nosotros".

Simón se sintió muy feliz de haber hecho nuevos amigos y sobre todo de haber aprendido una valiosa lección.

Descubrió que el fútbol no solo se trataba de ganar sino también de ser amable con los demás y cuidar su seguridad. Desde ese día, Simón se convirtió en el jugador más respetado del equipo y siempre recordaba la importancia de ser seguro y amable dentro y fuera del campo de juego.

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