El Camión Feliz



En una pequeña ciudad, había un camión llamado Tito. Tito era diferente a los demás camiones, porque siempre estaba feliz. Todos los días, recorría las calles repartiendo mercadería y alegría a quien encontraba.

Un día, mientras Tito iba por la calle, se encontró con su amigo el auto de bomberos, Lucas. -

Hola, Tito. ¿Por qué siempre estás tan feliz? -preguntó Lucas con curiosidad.

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Porque pienso en todas las cosas buenas que tengo en mi vida. Tengo un motor fuerte, ruedas grandes que me llevan a todos lados, y la oportunidad de conocer a mucha gente y hacerles el día un poco mejor con mis entregas -respondió Tito con una sonrisa.

Lucas se quedó pensativo. Él también quería ser tan feliz como Tito. Decidió visitar al viejo tren de carga, Esteban, para preguntarle cómo lograrlo.

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Esteban, ¿cómo haces para ser tan feliz todo el tiempo? -le preguntó Lucas con curiosidad.

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Mira, Lucas, la felicidad no está en las cosas materiales. Está en valorar lo que tienes, en ayudar a los demás y en disfrutar cada momento. Además, siempre es importante tener una actitud positiva -respondió sabiamente Esteban.

Así, Lucas reflexionó sobre las palabras de Esteban y decidió cambiar su forma de ver las cosas. Comenzó a ayudar a los demás, a ser agradecido por lo que tenía y a mantener una actitud positiva.

Pronto, Lucas notó un cambio en su vida. Se sentía más feliz y contento, y su trabajo como auto de bomberos se volvió más gratificante.

Los días pasaron, y Tito, Lucas y Esteban continuaron siendo ejemplos de felicidad en la ciudad. Sus actitudes positivas y su bondad inspiraron a los demás vehículos a ser más amables y solidarios.

Y así, en esa pequeña ciudad, la felicidad se esparció como un contagio, creando un ambiente cálido y alegre para todos sus habitantes.

FIN.

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