El Campamento Mágico de la Escuela 89
Era un fresco 18 de julio cuando los alumnos de la Escuela 89 se preparaban para una aventura inolvidable. La directora, la señora Salazar, había planeado un campamento en el bosque cercano y la emoción era palpable entre los chicos.
"- ¡No puedo esperar por llegar al campamento!" - decía Sofía, una niña de 10 años con una gran sonrisa.
"- ¡Yo tengo mi linterna lista!" - agregó Lucas, mientras mostraba su nueva linterna de colores.
La señora Salazar reunió a todos en la entrada de la escuela. "- Queridos alumnos, este día será especial. Aprenderemos sobre la naturaleza, trabajaremos en equipo y, sobre todo, nos divertiremos mucho."
Los chicos subieron al colectivo, llenos de risas y canciones. Al llegar al campamento, cada uno corrió a explorar el lugar. Había un río, árboles enormes y un cielo que parecía pintado de azul.
"- ¡Miren ese árbol gigante!" - gritó Valentina, corriendo hacia el tronco ancho y nudoso.
"- ¡Vamos a construir una fortaleza!" - propuso Tomás, acarreando ramas y hojas.
Las maestras, la señora López y la señora Fernández, comenzaron a organizar juegos. "- Vamos a hacer la búsqueda del tesoro. Formen equipos y busquen las pistas. ¡El equipo ganador tendrá un premio!" - anunció la señora López.
Los alumnos se dividieron rápidamente. Lucas, Sofía, Tomás y Valentina formaron un equipo. Mientras buscaban pistas, se dieron cuenta de que necesitaban pensar en grupo.
"- Si unimos nuestras ideas, será más fácil encontrar las pistas," - sugirió Sofía.
"- Estoy seguro de que el tesoro será increíble!" - dijo Tomás con entusiasmo.
Pero, durante la búsqueda, se encontraron con un problema: uno de los mapas se había perdido. Todos se sintieron tristes y desanimados.
"- ¡No podemos rendirnos!" - exclamó Sofía. "- Busquemos juntos y cada uno contribuya con sus ideas."
"- ¡Buena idea!" - dijo Lucas, y propuso que cada uno revisara un lugar diferente. Mientras buscaban, Valentina recordó haber visto un mapa en el fondo de su mochila.
"- ¡Lo tengo!" - gritó Valentina, mientras lo sacaba entre risas. "- ¡Fue una aventura encontrarlo!"
Juntos, estudiaron el mapa y encontraron el camino hacia la última pista. Siguieron las indicaciones y, para sorpresa de todos, llegaron a un magnífico lago. Allí, oculto detrás de unos arbustos, estaba un cofre lleno de sorpresas: juguetes, caramelos y un gran trofeo que decía ‘Equipo Valiente’.
"- ¡Lo logramos!" - gritaron todos, abrazándose.
La señora Salazar se acercó emocionada. “- Estoy muy orgullosa de ustedes. Han demostrado que trabajando en equipo se puede superar cualquier obstáculo.”
Al caer la noche, se juntaron alrededor de una fogata. Comieron malvaviscos y contaron historias. La señora López les preguntó: "- ¿Qué aprendieron hoy?"
"- Que siempre hay que trabajar juntos!" - dijo Tomás.
"- Y que nunca hay que rendirse!" - agregó Sofía.
"- Yo aprendí que la naturaleza es increíble y debemos cuidarla," - agregó Lucas.
La señora Salazar sonrió, satisfecha. "- Exactamente, amigos. Estas lecciones no las olvidarán nunca. Qué lindo poder compartir momentos así."
Al final del campamento, todos volvieron a la escuela con el corazón lleno de recuerdos y amistades reforzadas. Sabían que el campamento no solo era un lugar para jugar, sino también un espacio donde aprendieron a ser mejores compañeros.
"- ¡Hasta el próximo campamento!" - exclamó Sofía con una sonrisa mientras el colectivo se alejaba.
"- ¡Nos vemos el año que viene!" - respondieron todos, ilusionados con la idea de nuevas aventuras por venir.
FIN.