El campesino y el río



Érase una vez en un pequeño pueblo, un humilde campesino llamado Pedro, quien vivía en una casita junto al río. Pedro era un apasionado agricultor, pasaba sus días sembrando y cuidando sus cultivos. Todos los días, antes del amanecer, se levantaba y caminaba hasta la orilla del río para abastecerse de agua. El río era su fuente de vida, le proveía del líquido vital para sus plantas y animales. Pero un día, una sequía azotó la región y el caudal del río comenzó a disminuir. Pedro se preocupó al ver que sus cultivos comenzaban a marchitarse por la falta de agua.

Decidido a resolver el problema, Pedro se puso en marcha y recorrió el pueblo en busca de ayuda. Visito a sus vecinos y les pidió consejo. Un granjero anciano le sugirió que construyera un sistema de riego para aprovechar el poco caudal del río que quedaba. Pedro puso manos a la obra y con la ayuda de sus vecinos, construyó un inteligente sistema de canales que distribuía el agua de manera eficiente a sus cultivos. A medida que el río continuaba secándose, Pedro demostraba que la creatividad y el trabajo en equipo podían vencer cualquier obstáculo.

Finalmente, un día lluvioso trajo consigo el ansiado alivio. El río recuperó su caudal y Pedro mantuvo su sistema de riego, lo que le permitió seguir prosperando en su labor. Pedro aprendió que la resiliencia y la solidaridad son clave para superar los desafíos, y el río le enseñó que con perseverancia y creatividad, nunca se debe subestimar la capacidad de adaptación ante las adversidades.

FIN.

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