El campesino y la oveja herida



En lo profundo de los Andes, vivía un humilde campesino llamado Juan. Un día, mientras recorría los verdes pastizales, encontró a una oveja herida. La pobre ovejita tenía una pata lastimada y no podía levantarse.

Juan se acercó con cuidado y acarició su suave lana. "Tranquila, amiga, voy a ayudarte", le susurró al oído. Con cuidado, la cargó en sus brazos y la llevó a su humilde cabaña. Allí, le curó la herida y le dio de comer.

La ovejita, agradecida, le miraba con ojos tiernos. Día tras día, Juan cuidaba de ella, hasta que finalmente sanó por completo. La oveja, ahora rebosante de energía, correteaba por el campo junto a las demás.

Juan la observaba con una sonrisa, sabiendo que había hecho lo correcto. Desde ese día, la oveja herida se convirtió en su mejor amiga, siempre a su lado en las buenas y en las malas.

FIN.

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