El cangrejo hermitaño y la escultura de amor
Había una vez, en un hermoso océano azul, un cangrejo hermitaño llamado Mateo. Mateo era muy creativo y le encantaba recolectar conchas de colores para decorar su caparazón. Un día, mientras buscaba una nueva concha para su hogar, encontró una hermosa concha que brillaba como ninguna otra. Decidió hacer de ella una escultura especial. Con mucho amor y paciencia, esculpió la concha hasta convertirla en una obra maestra que representaba el amor en el océano.
Al terminar su escultura, Mateo la puso en un lugar especial en la playa, donde todos los habitantes del mar pudieran apreciarla. Su obra se convirtió en el centro de atención, y pronto otros animales marinos se acercaban a elogiar la belleza de su creación. Un pez payaso llamado Clarita se acercó a Mateo y le dijo: -Qué hermosa escultura has creado, Mateo. Eres un artista muy talentoso. Mateo sonrió, agradecido por las amables palabras de Clarita.
Poco después, un tiburón llamado Tomás se acercó a la escultura y, sin querer, la rompió con su aleta. Todos quedaron en silencio, y Mateo sintió mucha tristeza al ver su amada escultura destrozada. Sin embargo, en lugar de enojarse, respiró profundo y pensó en cómo podía arreglarla. Utilizó su creatividad para unir cada pedacito de la concha y, con mucho amor, logró restaurarla, dándole una nueva forma aún más hermosa que antes.
Los demás animales marinos quedaron sorprendidos por la habilidad y amabilidad de Mateo. A partir de ese día, todos querían aprender de él. Mateo les enseñó a canalizar su creatividad para crear arte que expresara amor y paz. Pronto, la playa se convirtió en un lugar lleno de esculturas maravillosas, todas inspiradas en el amor que Mateo había demostrado con su escultura rota. El océano se llenó de colores y amor, y Mateo se convirtió en una figura querida y respetada por todos los habitantes marinos.
Desde entonces, Mateo continuó creando esculturas que transmitían amor y bondad, y todos aprendieron que, incluso cuando algo se rompe, con amor y creatividad siempre se puede reconstruir algo hermoso. Y así, el océano se transformó en un lugar donde el amor y la amabilidad reinaban para siempre.
FIN.