El Cantar de Juan y la Princesa



Había una vez en un bosque encantado, un muchacho pobre llamado Juan.

A pesar de tener muy pocas cosas materiales, Juan era feliz porque amaba la naturaleza y tenía un talento especial: ¡cantaba como los pájaros! Su voz resonaba entre los árboles y animales del bosque, llenando el aire con melodías alegres que alegraban a todos los que lo escuchaban.

Un día, mientras paseaba por el bosque cantando una canción alegre, Juan escuchó unos sollozos provenientes de detrás de un arbusto. Se acercó con curiosidad y descubrió a una hermosa princesa llamada Sofía, quien se había perdido en el bosque mientras escapaba de un pretendiente no deseado.

Juan ayudó a Sofía a encontrar el camino de regreso al castillo real y durante el trayecto le cantó canciones para animarla. La princesa quedó maravillada por la voz de Juan y se dio cuenta de que había encontrado en él algo más valioso que cualquier riqueza material.

Al llegar al castillo, Sofía invitó a Juan a quedarse como huésped especial y le pidió que cantara en una fiesta real.

Todos en el castillo quedaron impresionados por la voz del muchacho pobre, incluido el rey, quien decidió darle una oportunidad única: si lograba encantar al pueblo con su canto durante tres días consecutivos, podría casarse con la princesa Sofía.

Juan aceptó el desafío con entusiasmo y cada día cantaba en la plaza del pueblo ante una multitud cada vez mayor. Sus canciones transmitían alegría y esperanza, tocando los corazones de todos los presentes. El tercer día, cuando Juan terminó su última canción, la gente estalló en aplausos y aclamaciones.

El rey anunció que Juan había ganado su desafío y que podía casarse con la princesa Sofía. Así fue como el muchacho pobre del bosque se convirtió en príncipe consorte y vivió feliz junto a su amada princesa Sofía.

Su historia inspiradora se difundió por todo el reino, recordándole a todos que la verdadera riqueza reside en el corazón y no en las posesiones materiales.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero su mensaje de amor, superación y valor perdurará por siempre en aquellos que lo escuchen.

FIN.

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