El canto de la amistad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, una niña llamada Deidamia. Desde que era muy pequeña, Deidamia siempre había sido muy feliz y le encantaba ir al colegio.

Todos los días se levantaba con una sonrisa en el rostro, lista para aprender cosas nuevas y divertirse con sus amigos. Un día, mientras Deidamia caminaba hacia la escuela, se encontró con un pajarito herido en el suelo.

Sin dudarlo, lo recogió con cuidado y decidió llevarlo a la enfermería de la escuela para que lo ayudaran. Al llegar a la enfermería, la enfermera les explicó que el pajarito necesitaba descansar y recibir cuidados especiales.

Deidamia se ofreció voluntaria para cuidarlo durante el día, asegurándose de darle agua y comida cada pocas horas. Los días pasaron y el pajarito comenzó a recuperarse gracias a los cuidados de Deidamia. Ella estaba muy feliz de poder ayudar a su nuevo amiguito alado.

Un día, cuando el pajarito ya estaba completamente recuperado, Deidamia decidió liberarlo para que pudiera volar libremente. El pajarito revoloteó alrededor de Deidamia antes de emprender vuelo hacia el cielo azul.

La niña lo miraba con una sonrisa en el rostro, sabiendo que había hecho algo bueno por un ser indefenso.

Esa tarde, cuando regresó a casa después de la escuela, Deidamia le contó emocionada a su mamá toda la historia del pajarito herido y cómo lo había cuidado hasta que pudo volar nuevamente. "¡Mamá! ¡Fue increíble! El pajarito ya está sano y salvo gracias a mis cuidados", exclamó Deidamia emocionada. Su mamá la abrazó con ternura y le dijo: "Estoy muy orgullosa de ti, hija.

Siempre recuerda que hacer el bien trae felicidad no solo a los demás sino también a uno mismo". Deidamia asintió con alegría sabiendo que había hecho algo bueno por otro ser vivo.

Esa noche se acostó en su cama sintiéndose plena y realizada por haber ayudado al pequeño pajarito herido.

Desde ese día en adelante, Deidamia siguió siendo una niña feliz que disfrutaba ir al colegio no solo para aprender cosas nuevas sino también para compartir su alegría y bondad con todos los que la rodeaban.

FIN.

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