El Canto de la Mama Árbol



En un bosque mágico, donde las hojas susurraban secretos y los rayos del sol bailaban entre las ramas, vivía una madre árbol llamada Oliva. Era un árbol grande y fuerte, con hojas de un verde brillante que acariciaban el viento. A los pies de Oliva, creció una guitarra pequeña y encantadora llamada Javi. Desde que nació, Javi siempre había soñado con tocar bellas melodías que llenaran el bosque de felicidad.

Una mañana, mientras el sol se asomaba tímidamente entre las nubes, Javi le dijo a su madre: "Mamá Oliva, quiero tocar una canción para todos los animales del bosque. Quiero que escuchen el amor que siento por ellos."

Oliva sonrió, revelando sus hojas doradas. "Eso suena maravilloso, Javi. Pero, ¿sabes cómo componer una canción?" -preguntó, curiosa.

"No, mamá, pero quiero aprender. ¿Puedes ayudarme?" -replicó Javi, un poco inseguro.

"Claro que sí, hijo. La música nace del corazón, y yo te ayudaré a encontrarla. ¿Qué tal si empezamos con una pequeña melodía?" -sugirió Oliva.

Javi comenzó a tocar algunas notas, pero no estaba satisfecho.

"No suena bien, mamá. Creo que no tengo talento."

Oliva, con su voz serena, le respondió: "No te preocupes, Javi. La música es como crecer. Necesita tiempo y amor. Sigamos practicando juntos."

Pasaron los días y Javi seguía practicando. Cada mañana, mientras el sol iluminaba el bosque, tocaba y las criaturas del lugar se reunían a escucharlo. Pero Javi todavía dudaba de su talento. "No estoy seguro de que pueda hacer una canción tan hermosa como sueño."

"Recuerda lo que te dije, Javi. El amor que pones en cada nota es lo que cuenta. Y nunca te rindas. "- animó Oliva.

Un día, mientras practicaba, Javi escuchó un susurro. Era un grupo de pajaritos que lo miraban expectantes.

"Javi, queremos escuchar tu canción, por favor." -pidió uno de los pájaros con voz melodiosa.

Sintiendo la presión y la emoción, Javi dudó por un momento pero finalmente respondió: "Está bien, intentaré. Pero quizás no sea tan linda."

Los pajaritos comenzaron a cantar mientras Javi tocaba y, al instante, las notas fluyeron de su guitarra.

"¡Es precioso!" -exclamó uno de los pájaros. "Cantas con el corazón."

De repente, el bosque se llenó de magia. Las flores comenzaron a danzar con el ritmo de la música, y hasta el sol se asomó aún más para escuchar. Javi se dio cuenta de que realmente disfrutaba tocar.

En ese momento, se interpuso un gran puente hecho de ramas que se creó para unir dos partes del bosque.

"Mamá, mirá eso. ¿Qué es?" -preguntó emocionado.

Oliva observó y dijo: "Es un puente de emociones. Cuando la música se siente sincera, algo hermoso puede suceder. Es la magia del amor. Así que nunca dejes de tocar, Javi. A veces la vida presenta obstáculos, pero siempre vale la pena intentarlo."

Javi se preparó para un gran momento. "Quiero tocar una canción para todos. Para que todos sientan el amor, como yo lo siento por ustedes y por vos, mamá."

Con determinación, comenzó a tocar, y con cada nota, se sentía más seguro. Javi tocó su canción, y los animales se unieron en una danza alegre.

Oliva, emocionada y orgullosa, agregó su voz profunda a la melodía.

"Siempre estaré contigo, mi pequeño Javi, como tú siempre estarás con tu música."

Así, el amor entre la mama árbol y su hijo guitarra se convirtió en la canción más bella del bosque, recordando que, con amor y paciencia, cada melodía puede florecer y transformar el mundo que nos rodea. Y desde ese día, cada vez que Javi tocaba, el bosque resonaba de alegría, llenando los corazones de todos con un mensaje: el amor maternal siempre está presente, uniendo y acompañando en cada nota de la vida.

FIN.

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