El canto de la sabiduría


Había una vez en un reino muy lejano, un valiente y noble rey llamado Arturo. Era conocido por su sabiduría, coraje y bondad hacia su pueblo. Todos en el reino lo admiraban y respetaban profundamente.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, el rey Arturo encontró a un pequeño pájaro herido. Sin dudarlo, lo tomó con cuidado en sus manos y decidió llevarlo al palacio para curarlo. "No te preocupes, pequeño amigo.

Te pondremos vendas en tus alas y te cuidaremos hasta que estés fuerte de nuevo", dijo el rey Arturo con ternura. Los días pasaron y el pájaro se recuperaba lentamente gracias a los cuidados del rey y sus ayudantes.

Una mañana, cuando el sol comenzaba a salir sobre el horizonte, el pájaro abrió finalmente sus alas y voló libremente por la habitación donde había sido cuidado. "¡Mira cómo vuelas ahora! Eres libre como el viento", exclamó emocionado el rey Arturo.

El pájaro revoloteó alrededor del cuarto antes de posarse suavemente en el hombro del rey. En ese momento, una luz brillante iluminó la habitación y una voz misteriosa resonó en todo el palacio.

"Rey Arturo, has demostrado tu valentía al salvar a este pequeño ser indefenso. Por tu nobleza de corazón, te concedo un deseo que cambiará tu vida para siempre", dijo la voz misteriosa.

El rey Arturo quedó sorprendido ante aquellas palabras pero no dudó ni un instante en pedir algo que beneficiara a todo su pueblo. "Deseo que cada niño de mi reino tenga acceso a la educación que merece. Quiero construir escuelas donde puedan aprender y crecer para ser grandes personas", expresó con determinación.

La voz misteriosa sonrió ante tan noble deseo y asintió con agrado. En cuestión de segundos, se materializaron nuevas escuelas por todo el reino, llenas de libros, maestros dedicados y herramientas para enseñar a los más jóvenes.

Desde ese día en adelante, todos los niños del reino tenían la oportunidad de recibir una educación digna gracias al deseo altruista del Rey Arturo.

Su gesto inspirador se convirtió en leyenda y su reinado fue recordado no solo por su valentía en batalla sino también por su generosidad hacia los más vulnerables. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Que vivan siempre la sabiduría y la solidaridad como las virtudes más nobles!

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