El canto del buitre sabio
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Plumario, un niño llamado Tito que vivía con su abuelo Bertulio en una casa pintoresca y acogedora.
Todas las noches, un buitre se posaba en el techo de la casa de Tito y cantaba una melodía extraña que llenaba de misterio el ambiente. Un día, Tito decidió hablar con su abuelo sobre el buitre cantor.
- Abuelo, ¿por qué crees que el buitre canta todas las noches en nuestro techo? - preguntó curioso. Bertulio miró a su nieto con ternura y dijo: - Ese buitre es especial, Tito. Su canto guarda secretos antiguos y mensajes importantes para quienes saben escucharlo.
Intrigado por las palabras de su abuelo, Tito decidió prestar más atención al canto del buitre esa noche. Mientras escuchaba atentamente, notó que la melodía parecía contar historias de valentía y superación.
Al día siguiente, Tito se levantó temprano y corrió hacia el techo de su casa para ver al buitre más de cerca. El ave lo miró fijamente con sus ojos penetrantes antes de extender sus alas majestuosas y emprender vuelo.
Impulsado por la curiosidad, Tito decidió seguir al buitre por el bosque detrás de su casa. A medida que avanzaba entre los árboles frondosos, descubrió cuevas ocultas y riachuelos cristalinos que nunca antes había visto.
Finalmente, llegaron a una colina donde el buitre se posó sobre una roca grande e invitó a Tito a acercarse. - ¿Qué deseas enseñarme? - preguntó Tito con asombro. El buitre respondió con voz serena:- Escucha con atención cada mensaje que te brinda la naturaleza; encontrarás sabiduría en los lugares menos esperados.
Desde ese día, Tito aprendió a observar el mundo con ojos nuevos y a valorar cada sonido, color y aroma como piezas importantes de un gran rompecabezas.
Compartió sus experiencias con su abuelo Bertulio, quien sonrió orgulloso al ver cómo su nieto había encontrado inspiración en el canto del misterioso buitre. Y así, entre aventuras y lecciones aprendidas junto al ave cantora, Tito comprendió que la magia está presente en cada rincón del mundo; solo hace falta abrir los sentidos y el corazón para descubrirla.
Y aunque aquel cuento comenzara con un misterioso canto nocturno, terminaría siendo parte del legado familiar que perduraría por generaciones en Villa Plumario.
FIN.