El canto del corazón



Había una vez una familia muy feliz que vivía en el campo. La mamá se llamaba Martina, el papá se llamaba Juan, y sus dos hijos eran Lucas y Sofía.

Vivían en una pequeña casa rodeada de árboles frutales y animales. Un día, mientras la familia estaba desayunando en la mesa del jardín, escucharon un ruido extraño proveniente del granero. Todos se miraron sorprendidos y decidieron ir a investigar juntos.

Al llegar al granero, descubrieron que un pajarito había caído de su nido y no podía volar. - ¡Pobrecito! ¿Qué podemos hacer para ayudarlo? - preguntó Sofía con lágrimas en los ojos.

- Tranquila Sofi, vamos a cuidarlo hasta que pueda volar de nuevo - dijo Martina con ternura. La familia construyó un pequeño nido improvisado con ramitas y hojas dentro de una caja para proteger al pajarito. Todos los días lo alimentaban con gusanitos y agua fresca, esperando pacientemente a que recobrara sus fuerzas.

Pasaron las semanas y el pajarito comenzó a revolotear dentro de la caja, demostrando que ya estaba listo para volver a volar libremente. La familia decidió llevarlo afuera y colocarlo suavemente sobre una rama de un árbol cercano.

- ¡Vuela alto amiguito! - exclamó Lucas emocionado. El pajarito extendió sus alas y emprendió vuelo hacia el cielo azul, dejando atrás la caja donde lo habían cuidado con tanto amor.

La familia observaba maravillada cómo se alejaba lentamente hasta perderse entre las nubes. Desde ese día, Martina, Juan, Lucas y Sofía aprendieron que siempre es importante ayudar a quienes lo necesitan, sin importar lo pequeños o indefensos que puedan ser.

Cuidarse mutuamente era parte fundamental de su vida en el campo, donde cada ser vivo tenía un lugar especial en su corazón.

Y así fue como aquella aventura con el pajarito les enseñó una valiosa lección: la importancia de la solidaridad, el amor por la naturaleza y la gratitud por las pequeñas cosas que nos regala cada día. Juntos seguían disfrutando de su vida sencilla pero llena de felicidad en aquel hermoso rincón del campo donde habían formado su hogar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!