El Canto del Corazón
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un pajarito llamado Tico. Tico era un ave muy curiosa y soñadora. Desde pequeño, su abuela, la sabia y amorosa Abu, le contaba historias sobre el poder del amor y la importancia de vivir con alegría. Abu siempre decía:
"Tico, la vida es un canto, y cada nota que elijas tiene el poder de alegrar tu corazón y el de los demás".
Un día, mientras Tico exploraba el jardín, escuchó un hermoso canto que venía de un árbol cercano. Sigilosamente se acercó y, al mirarlo, vio a un ruiseñor llamado Ruli, que llenaba el aire con melodías.
"¡Qué hermoso cantás, Ruli!" dijo Tico, con los ojos brillantes.
"Gracias, Tico. Pero este canto no es solo mío, cada vez que canto, lo hago con amor para compartirlo y alegrar a los demás".
Tico se sintió inspirado y decidió que quería aprender a cantar con ese mismo amor. Sin embargo, había un problema: no tenía buena voz.
"Ruli, yo no canto bien, no sé si podré hacerlo como vos".
"No te preocupes, Tico. No se trata de la perfección, sino del sentimiento que le pones. Practicá y encontrarás tu propio canto".
Decidido a seguir el consejo de Ruli, Tico comenzó a practicar todos los días. Sin embargo, las primeras veces no salía como esperaba, y a veces se sentía frustrado. En esos momentos, recordaba las historias de Abu.
"Nunca te rindas, mi pequeño", repetía en su mente, "el amor lo puede todo".
Un día, mientras Tico practicaba, notó que otros animales del jardín comenzaron a acercarse al escuchar su canto. Primero llegaron las mariposas, luego los conejos y, por último, hasta la anciana tortuga, que nunca se movía rápido.
"¿Qué es lo que canta tan bonito?", preguntó la tortuga.
"Soy yo, Tico, pero a veces no estoy seguro de si canto bien".
"A mí me gusta tu canto, lo siento lleno de amor. Eso es lo que realmente importa".
Animado por el apoyo de sus nuevos amigos, Tico siguió cantando, pero una tarde, mientras ensayaba una canción especial, notó que un fuerte viento comenzó a soplar.
"¡Ay, no! Mis plumas van a volar, tengo que seguir cantando", pensó Tico y a pesar del viento, siguió. Pero fue demasiado fuerte y lo hizo perder el equilibrio, cayendo justo al lado de un río.
Atrapado en la orilla, Tico sintió miedo, y a través de lágrimas dijo:
"Yo sólo quería cantar y compartir amor".
En ese instante, Ruli apareció volando sobre él.
"Tico, no tengas miedo. La vida a veces trae vientos que no podemos controlar, pero con tus amigos cerca, siempre podrás levantarte".
Inspirado por la confianza de Ruli, Tico decidió que no podía rendirse. Usando sus alas, se impulsó y voló hacia una rama cercana. Mientras lo hacía, comenzó a cantar con toda su alma, llenando el aire de armonías.
Su canto atrajo a todos los animales del bosque, y juntos hicieron una hermosa melodía apoyándose mutuamente.
Así, Tico descubrió que no solo se trataba de cantar bien, sino de compartir amor y alegría con los otros. Desde ese día, Tico no solo fue el pajarito que aprendió a cantar, sino el pajarito que unió a todos con su canto.
Cada vez que un nuevo amigo llegaba al jardín, Tico los recibía con una canción de bienvenida, y la melodía resonaba en todos los corazones.
Finalmente, la voz de Tico se convirtió en el símbolo del amor y la amistad, y la abuela Abu siempre estaba orgullosa de su pequeño pajarito:
"La importancia de cantar con amor es recordar que cada uno de nosotros lleva una historia en su corazón, y al compartirla, tejemos un mundo más lindo".
FIN.