El canto del pajarito
Había una vez una niña llamada Sofía, que era muy alegre y siempre estaba llena de energía. Pero un día, la varicela llegó a su casa y Sofía se enfermó.
Tenía muchas manchitas rojas en todo su cuerpo y le picaban mucho. Sofía se sentía muy triste porque no podía ir a la escuela. Extrañaba ver a sus amigos y jugar en el patio durante los recreos.
Además, le preocupaba estar sola en casa mientras sus papás trabajaban. Un día, mientras estaba acostada en su cama mirando por la ventana, vio pasar un pajarito cantando alegremente. Se preguntó cómo podía ser tan feliz si ella se sentía tan mal.
"¡Hola pajarito! ¿Por qué estás tan contento?", preguntó Sofía con curiosidad. El pajarito voló hasta la ventana de Sofía y respondió: "¡Hola Sofi! Estoy feliz porque cada día tengo la libertad de volar por el cielo, explorar nuevos lugares y conocer nuevos amigos".
Sofía quedó maravillada con las palabras del pajarito. Pensó que aunque no pudiera salir de su casa como él, aún tenía muchas cosas para disfrutar.
Entonces decidió hacer una lista de todas las cosas divertidas que podían hacerse desde casa: 1- Leer libros emocionantes sobre aventuras. 2- Pintar cuadros coloridos con acuarelas. 3- Ver películas animadas llenas de magia. 4- Jugar juegos de mesa con su familia. 5- Hacer manualidades creativas con papel y tijeras.
6- Escuchar música alegre y bailar al ritmo de las canciones. Sofía se dio cuenta de que aunque no pudiera ir a la escuela, aún podía aprender muchas cosas interesantes y divertidas desde casa.
Con su lista en mano, Sofía empezó a disfrutar de cada una de las actividades que había anotado. Leyó libros sobre princesas valientes y dragones amigables, pintó cuadros llenos de colores brillantes e incluso inventó un juego nuevo con sus papás. Poco a poco, Sofía comenzó a sentirse mejor.
Las manchitas rojas empezaron a desaparecer y ya no le picaban tanto. Además, descubrió que había aprendido muchas cosas nuevas mientras estaba enferma. Cuando finalmente estuvo completamente sana, Sofía volvió a la escuela con una sonrisa en el rostro.
Le contó a sus amigos todas las aventuras emocionantes que había vivido desde casa y les enseñó los cuadros que había pintado. "¡Wow! Sofi, ¡qué genial es todo lo que hiciste!", exclamaron sus amigos asombrados.
Sofía se dio cuenta de algo muy importante: aunque no siempre podemos hacer lo que queremos, siempre hay formas creativas de disfrutar la vida y aprender cosas nuevas. Desde aquel día, Sofía nunca más se sintió triste por quedarse en casa.
Sabía que siempre habría algo emocionante por descubrir y aprender, incluso si no podía salir al mundo exterior como el pajarito del principio.
Y así fue como Sofía aprendió a encontrar la alegría en cada situación, sin importar las limitaciones o dificultades que enfrentara.
FIN.