El canto del viento en Villa Alegre
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde vivían muchos animales de todas las formas y colores.
En este lugar especial, destacaba Media Luna, una simpática media luna amarilla que siempre estaba sonriendo y contagiando alegría a todos los habitantes del pueblo. Un día, Media Luna decidió que quería construir algo nuevo para la comunidad. Así que se puso manos a la obra y comenzó a levantar un edificio muy alto con forma de grillo.
Todos los animales del pueblo se sorprendieron al verla trabajar tan duro, pero decidieron ayudarla en lo que pudieran.
"¡Hola amigos! ¿Cómo están hoy? Estoy construyendo este edificio para que podamos tener un lugar donde disfrutar de música y baile juntos", dijo Media Luna con entusiasmo. Los días pasaban y el edificio iba tomando forma poco a poco. Los pájaros llevaban materiales volando, los conejos excavaban los cimientos y los peces traían agua fresca para la construcción.
Todos trabajaban en armonía para completar el proyecto de Media Luna. Finalmente, llegó el día de la gran inauguración del edificio grillo. Había luces brillantes, guirnaldas de colores y una banda musical lista para tocar.
Cuando todos entraron al edificio, quedaron maravillados al ver lo hermoso que era por dentro: tenía paredes decoradas con notas musicales, un escenario iluminado y una pista de baile reluciente.
"¡Bienvenidos a nuestro nuevo hogar de la música! Aquí podremos cantar, bailar y compartir momentos inolvidables juntos", exclamó Media Luna emocionada. Todos los animales empezaron a bailar al ritmo de la música, riendo y disfrutando de la compañía unos de otros.
La alegría se sentía en el aire mientras celebraban el trabajo en equipo que había hecho posible aquel maravilloso lugar. Pero justo cuando parecía que todo era perfecto, un fuerte viento sopló sobre Villa Alegre y amenazaba con derribar el edificio grillo.
Los animales entraron en pánico e intentaron sostenerlo con todas sus fuerzas, pero parecía imposible detener al viento. Entonces, Media Luna tuvo una idea brillante. Se acercó al centro del edificio y empezó a cantar una melodía suave y calmada.
Poco a poco, el viento fue cesando su fuerza hasta desaparecer por completo. Todos quedaron asombrados por el poder curativo de la voz de Media Luna. "¡Gracias por salvar nuestro hogar! Eres realmente extraordinaria", le dijeron todos los animales admirados.
Desde ese día en adelante, Media Luna se convirtió en la guardiana del edificio grillo y cada vez que soplaban vientos fuertes ella cantaba para calmarlos.
Y así siguieron disfrutando de la música, la danza y sobre todo del increíble poder que tenían cuando trabajaban juntos como verdaderos amigos.
FIN.