El canto mágico de Trino


Había una vez en un bosque encantado, un ogro muy gruñón llamado Rufus.

A pesar de su aspecto temible y su afición por asustar a los demás, Rufus tenía un gran secreto que nadie conocía: en su pantalón llevaba siempre escondido a Trino, un pequeño grillo cantor que alegraba las noches con sus melodías. Un día, mientras Rufus recolectaba trigo en su huerto, escuchó risas y voces de niños cerca.

Se acercó sigilosamente para asustarlos, pero al ver sus caritas llenas de miedo, sintió algo extraño en su corazón. "-¡Bu! ¡Soy el terrible ogro Rufus!", gruñó Rufus tratando de mantener su fachada. Los niños gritaron y corrieron asustados, dejando caer un álbum de fotos al escapar.

Rufus lo recogió y vio imágenes coloridas de familias felices y paisajes hermosos. En ese momento sintió una profunda tristeza al darse cuenta de que él nunca tendría recuerdos así debido a su aversión por las fotografías.

Decidió entonces visitar a la sabia bruja del bosque para pedirle ayuda. La bruja le dijo: "Rufus, el verdadero valor está en ser uno mismo y aceptarse tal como es".

Estas palabras resonaron en lo más profundo del corazón del ogro. Desde ese día, Rufus empezó a cambiar. Dejó de asustar a la gente y se dedicó a ayudarla en lo que pudiera.

Los niños del pueblo pronto descubrieron la amabilidad que se escondía detrás de su apariencia feroz. Una noche, mientras Trino cantaba bajo la luna llena, los niños se acercaron tímidamente hacia el ogro. "-¿Puedes contarnos una historia?", preguntaron con curiosidad.

Rufus sonrió por primera vez en mucho tiempo y les relató historias maravillosas sobre aventuras increíbles y valentía. Los niños quedaron fascinados por sus relatos y empezaron a visitarlo regularmente para escuchar más cuentos. Con el tiempo, Rufus se convirtió en una figura querida por todos en el bosque.

Aprendió a apreciar las fotografías como recuerdos especiales e incluso posó junto a Trino para tener su propia imagen guardada.

Y así, el ogro gruñón descubrió que la verdadera belleza reside en el interior de cada ser vivo; que no importa cómo nos vean los demás si mostramos nuestro lado más amable y auténtico. Y desde entonces, cada noche se escuchaban risas mezcladas con la melodiosa canción de Trino flotando entre los árboles del bosque encantado.

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