El capibara aventurero


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un supermercado muy concurrido llamado "El Gran Ahorro". Todos los días, la gente iba y venía cargada de bolsas llenas de alimentos y productos para el hogar.

Pero un día, algo inesperado sucedió. Un grupo de amigos decidieron hacer una travesura divertida. Ellos eran Lucas, Martín y Sofía, tres niños aventureros que siempre estaban buscando emociones nuevas.

Se acercaron sigilosamente al supermercado y mientras uno vigilaba a la distancia, los otros dos entraron rápidamente. Lucas y Martín se adentraron en el supermercado como auténticos espías. Cargados con sus mochilas vacías, se dirigieron directo a la zona de las golosinas y comenzaron a llenarlas sin parar.

Chocolates, caramelos, galletitas... todo lo que encontraban a su paso era arrojado dentro de sus mochilas. Pero justo cuando creían que habían logrado el saque perfecto, escucharon un ruido extraño proveniente del pasillo de las frutas y verduras.

Se asomaron cautelosamente para ver qué estaba ocurriendo y se encontraron con un capibara gigante mirándolos fijamente. - ¡Qué sorpresa! Un capibara en el supermercado -exclamó Sofía quien había sido la encargada de vigilar desde afuera-.

¿Qué haces aquí? El capibara parecía confundido pero no demostraba peligro alguno hacia los niños. Decidieron acercarse lentamente para investigar más sobre este curioso visitante. - ¡Hola! ¿Cómo llegaste aquí? -preguntó Lucas con curiosidad.

El capibara emitió un sonido extraño, casi como si estuviera tratando de comunicarse con ellos. Los niños se dieron cuenta de que algo no andaba bien y decidieron ayudarlo a salir del supermercado antes de que alguien lo descubriera.

Con mucho cuidado, guiaron al capibara hacia la salida. Pero justo cuando estaban a punto de llegar, el dueño del supermercado apareció sorprendido por la escena que estaba presenciando. - ¡¿Qué está pasando aquí? ! -exclamó el dueño furioso-.

¿Quiénes son ustedes? Los niños se pusieron nerviosos y explicaron rápidamente lo sucedido. Le contaron sobre su travesura inicial y cómo habían terminado ayudando al capibara a salir. El dueño del supermercado miró al capibara y luego a los niños.

Aunque enojado por el saqueo inicial, decidió perdonarlos debido a su noble acto de ayuda hacia el animalito indefenso. Les dio una lección sobre la importancia de respetar las normas y reglas establecidas en cualquier lugar, incluyendo los supermercados.

Desde ese día, Lucas, Martín y Sofía prometieron nunca más hacer travesuras irresponsables. Aprendieron que siempre es mejor actuar con bondad y respeto hacia todos los seres vivos.

Y así fue como una simple travesura se convirtió en una experiencia educativa para estos tres amigos aventureros. Nunca olvidarían aquel día en el que un capibara les enseñó importantes lecciones sobre la amistad y la responsabilidad.

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