El Capibara Veraz
En la tranquila selva de Yacaré, vivía un capibara llamado Carlitos. Carlitos era especial porque tenía una peculiaridad: nunca decía mentiras. Todos los animales del lugar lo conocían y se sentían seguros con él.
Un día, mientras Carlitos paseaba cerca del río, se encontró con una tortuga llamada Tina.
"Hola, Carlitos", dijo Tina. "¿Viste a Mario el mono? Se dice que se llevó mi hoja de lechuga favorita."
"No, Tina. No vi a Mario", contestó Carlitos con su voz suave.
Tina suspiró. Ella realmente quería encontrar su lechuga. Así que decidió ir a buscar a Mario y hablar con él.
Mientras tanto, Carlitos siguió su camino y se encontró con un grupo de aves que estaban hablando acaloradamente. La loro Silvia decía:
"¡Mario el mono es un ladrón! Se llevó el brillo de mis plumas. ¡No puedo volar con este aspecto!"
Carlitos se acercó.
"Silvia, no he visto a Mario robar nada. ¿Qué otros animales vieron eso?"
"No, nadie lo ha visto, pero lo escuché de otros", respondió la loro, un poco confundida.
Carlitos, siendo veraz, no podía dejar que se correran rumores sin fundamento, así que decidió que debía averiguar la verdad. se acercó a la casa de Mario. Pero cuando llegó, Mario no estaba. Solo encontró a una ardilla muy ocupada.
"Hola, ardilla. ¿Has visto al mono? Hay un gran revuelo por su culpa."
"Sí, lo vi pasar hace un rato. Iba muy rápido hacia el árbol de frutas", dijo la ardilla.
Carlitos corrió hacia el árbol frutal y lo encontró a Mario ahí, llenando su barriga de frutas deliciosas.
"¡Mario! ¿Por qué están hablando tan mal de vos? Están diciendo que robaste una hoja de lechuga y el brillo de las plumas de Silvia."
Mario, sorprendido, respondió:
"¡No, Carlitos! ¡Yo no robé nada! Solo estaba buscando una buena merienda. Esos rumores son falsos."
Carlitos lo miró y entendió que era un malentendido.
"Entonces deberíamos aclarar esto con todos. Vamos juntos."
Así, Carlitos, Mario y la ardilla fueron de camino a hablar con Tina y Silvia. Al llegar, Carlitos habló con todos los animales.
"Chicos, Mario no ha robado nada. Solo estaba comiendo frutas. Es hora de que no dejemos que las mentiras y rumores dolorosos arruinen nuestra amistad."
Silvia, confundida, miró a Mario.
"¿Es cierto, Mario?"
"Sí, no soy un ladrón. Nunca he hecho daño a nadie. Solo quería disfrutar mi merienda."
Finalmente, Tina habló, llena de valentía.
"Me da pena haber pensado que Mario podría haber hecho algo malo. Pido disculpas."
Y así, los animales comprendieron que la comunicación y la verdad eran esenciales. Todos se unieron en una gran fiesta para celebrar la amistad y la verdad, agradeciendo a Carlitos por ayudarles a aclarar las cosas.
Desde aquel día, el capibara veraz fue conocido no solo por su sinceridad, sino también por su gran capacidad para unir a los amigos y resolver conflictos. Y así, la selva de Yacaré se convirtió en un lugar donde prevalecían la confianza y la armonía.
FIN.