El caracol bailarín
Había una vez en un hermoso jardín, un caracol llamado Curioso. A diferencia de los demás caracoles, a Curioso no le gustaba deslizarse lentamente, él prefería danzar al ritmo de las flores que bailaban con el viento.
Un día, mientras se deslizaba por el jardín, Curioso se detuvo en el centro de un hermoso campo de flores. Allí, observó cómo las delicadas petunias se mecían suavemente de un lado a otro, como si estuvieran bailando una melodía invisible. El caracol quedó encantado por aquel hermoso espectáculo y decidió unirse a la danza.
"¡Qué maravilla!" exclamó Curioso emocionado. "Me encanta bailar al ritmo de las flores, es como si la naturaleza me estuviera enseñando una nueva canción." - Y así, Curioso comenzó a deslizarse de una manera lenta y armoniosa, acompañando el movimiento de las flores.
Los demás caracoles en el jardín no podían entender por qué Curioso disfrutaba tanto de bailar con las flores. "¿Por qué no te mueves como un caracol normal?" le preguntaban con curiosidad.
"Porque me gusta ser sutil y delicado, como las flores" respondía Curioso con una sonrisa.
Un día, una intensa lluvia azotó el jardín, las flores se marchitaron y el jardín perdió su esplendor. Curioso quedó entristecido al ver cómo las flores que tanto amaba ya no bailaban con la misma alegría. Decidió entonces emprender un viaje en busca de nuevas flores y nuevos bailes.
Durante su travesía, Curioso conoció a otros animalitos que le enseñaron a apreciar la belleza en diferentes formas. Aprendió a deslizarse con gracia y ligereza, como los pétalos de las flores, pero también a ser fuerte y valiente cuando la lluvia arreciaba.
Finalmente, Curioso llegó a un exuberante jardín, donde descubrió una hermosa flor de loto. La flor de loto bailaba con una elegancia nunca antes vista, y Curioso supo que había encontrado el lugar donde pertenecía.
Desde ese día, Curioso se convirtió en el caracol bailarín del jardín de la flor de loto, donde cada día bailaba con gracia y alegría, mostrando a todos que la verdadera belleza está en la sutileza y la delicadeza, pero también en la fortaleza y la valentía.
FIN.