El caracolito y el niño desordenado



Había una vez en un hermoso pueblo, un niño llamado Robertico.

Era un niño travieso al que no le gustaba lavarse las manos, a pesar de que su mamá siempre le decía lo importante que era para mantenerse limpio y saludable. Sin embargo, Robertico desobedecía constantemente y todo lo que tocaba, lo ensuciaba. Un día, mientras jugaba en el jardín, encontró un caracolito.

Lo recogió con sus manos sucias y enseguida se dio cuenta de que el caracolito estaba triste y sucio. Robertico se sintió mal al ver al caracolito en ese estado, y decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Al llegar a su habitación, observó al caracolito y pensó en lo triste que debía estar por estar sucio.

Fue entonces cuando Robertico entendió la importancia de la limpieza. Decidió lavarse las manos para poder cuidar al caracolito y dejar de ensuciar todo a su alrededor.

Desde ese día, Robertico se convirtió en un niño más ordenado y limpio, aprendiendo la importancia de la higiene y la responsabilidad. Y el caracolito, ahora limpio y feliz, se convirtió en su mascota y compañero de aventuras, enseñándole a Robertico que la limpieza y el cuidado son fundamentales para vivir en armonía.

FIN.

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