El carnaval de la selva incendiada



En una selva lejana, los animales estaban emocionados por el gran carnaval que se avecinaba. Todos ellos se reunieron en un claro del bosque para comenzar a preparar sus disfraces y caretas.

La cebra, siempre elegante y coqueta, decidió hacerse una hermosa máscara de flores tropicales. Mientras tanto, el león y el tigre competían amistosamente para ver quién tenía la melena más llamativa y colorida.

La serpiente se enroscó alrededor de sí misma para formar una divertida espiral con su cuerpo, mientras que el koala colgaba ramitas de árboles sobre su cabeza para simular unas orejas gigantes.

El elefante decidido a destacarse entre los demás, ideó un disfraz de payaso con enormes orejas y una trompa larga y torcida. El rinoceronte eligió pintarse todo su cuerpo con rayas brillantes como si fuera un tigre feroz. Y por último, el hipopótamo decidió embadurnarse de barro hasta parecerse a un monstruo verde espeluznante.

Una vez que todos terminaron sus disfraces, comenzaron a ensayar sus pasos de baile para la gran fiesta del carnaval. La cebra movía graciosamente sus patas al ritmo de la música, mientras que el león mostraba su imponente presencia con saltos acrobáticos.

El tigre hacía piruetas en el aire y la serpiente deslizaba elegantemente su largo cuerpo al compás. Sin embargo, algo inesperado ocurrió cuando llegó el día del carnaval.

La selva se llenó de un denso y oscuro humo que provenía de la otra parte del bosque. Todos los animales entraron en pánico y comenzaron a correr en busca de refugio. En medio del caos, la cebra tropezó y cayó al suelo, lastimándose una de sus patas.

El león, preocupado por su amiga, se acercó rápidamente a ayudarla. "-No te preocupes, amiga cebra. Te llevaré a un lugar seguro", dijo el león mientras cargaba con cuidado a la cebra sobre su espalda.

El tigre, la serpiente, el koala, el elefante, el rinoceronte y el hipopótamo se dieron cuenta de lo que estaba pasando y dejaron de huir para ayudar también. Juntos buscaron una cueva segura donde pudieran resguardarse hasta que el humo se disipara.

Pasaron varios días dentro de la cueva esperando ansiosos que todo volviera a la normalidad. Durante ese tiempo, los animales aprendieron a trabajar juntos y apoyarse mutuamente.

Finalmente, el humo desapareció y los animales salieron de su escondite para descubrir que la selva había quedado gravemente dañada por un incendio forestal. Los árboles estaban quemados y muchos animales habían perdido sus hogares. Los animales decidieron unir fuerzas para reconstruir su hogar.

Cada uno utilizó sus habilidades únicas: la cebra organizaba las tareas con su sentido del orden; el león lideraba al grupo con su valentía y fortaleza; el tigre era el encargado de buscar recursos en la selva; la serpiente se deslizaba entre los escombros para rescatar a otros animales atrapados; el koala trepaba árboles para plantar nuevas semillas; el elefante usaba su trompa para transportar ramas y troncos caídos; el rinoceronte derribaba los árboles quemados con su poderoso cuerno y el hipopótamo excavaba pozos para conseguir agua fresca.

Poco a poco, la selva volvió a renacer gracias al trabajo en equipo de todos los animales.

El carnaval que habían planeado tuvo que posponerse, pero eso no les importó, ya que descubrieron algo aún más importante: juntos podían superar cualquier obstáculo. Desde ese día, cada año celebran un gran carnaval en honor a la solidaridad y al espíritu de trabajo en equipo. Los disfraces son aún más hermosos y las caretas más coloridas.

Y aunque todos recuerdan aquel incendio devastador, también recuerdan cómo lograron reconstruir su hogar gracias al amor y apoyo mutuo.

Y así, en esa selva lejana, los animales aprendieron una valiosa lección: cuando trabajamos juntos podemos superar cualquier adversidad y hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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