El carrito de Gina



Gina era una perrita muy querida en la familia. Había llegado a casa cuando era apenas un cachorrito y desde entonces había sido la compañía perfecta para todos.

Pero últimamente, su energía no era la misma de antes y sus pasos eran más lentos. Un día, mientras jugaba con los niños en el jardín, Gina se cansó rápidamente y tuvo que acostarse bajo un árbol para descansar.

Los niños se preocuparon al verla así y le preguntaron a mamá qué estaba pasando. "Gina está poniéndose viejita", les explicó mamá. "Como todos los seres vivos, ella también tiene un ciclo de vida y ahora necesita más cuidados".

Los niños no entendían muy bien lo que significaba eso, pero estaban tristes al ver a su amiga tan cansada y desanimada. "¿Qué podemos hacer para ayudarla?", preguntó el más pequeño de la familia. Mamá les sugirió que empezaran por darle mucho amor y cariño a Gina.

Que jugaran con ella con pelotas más blandas para evitar lastimarla, que le dieran comida especial para su edad y que le permitieran descansar siempre que lo necesitara. Los niños tomaron esa tarea muy en serio.

Cada vez que salían al jardín, llevaban consigo una botella de agua fresca para Gina, le preparaban ricas comidas sin condimentos fuertes y se aseguraban de darle muchos mimos cada día.

Pero pronto notaron algo extraño: Gina ya no quería jugar tanto como antes e incluso rechazaba algunas golosinas especiales que solía adorar. "¿Por qué no quiere jugar con nosotros?", preguntó el niño más grande.

"Bueno, a veces los perros mayores pierden un poco de interés en las cosas que solían hacer", les explicó mamá. "Además, puede ser que esté sintiendo algún dolor o molestia por su edad". Los niños no sabían qué hacer para ayudarla y se sentían muy tristes al ver a Gina así.

Pero entonces tuvieron una idea: podrían llevarla a pasear en un carrito especial para perros mayores. Así fue como construyeron un carrito con ruedas y cojines suaves para que Gina pudiera disfrutar del aire libre sin tener que caminar tanto.

Los niños se turnaban para empujarlo y Gina parecía feliz de poder seguir explorando el mundo junto a ellos. Pero un día, mientras jugaban en el jardín, Gina dejó de respirar.

Los niños lloraron desconsolados al darse cuenta de que su amiga había partido para siempre. "¿Por qué se fue?", preguntó la niña más pequeña entre lágrimas.

Mamá les explicó que todos los seres vivos tienen una vida limitada y que aunque es difícil aceptarlo, la muerte forma parte del ciclo natural de las cosas. "Pero lo importante es recordar todo lo bueno que compartimos con ella", les dijo mamá. "Gina fue una perrita muy amada y siempre estará presente en nuestros corazones".

Los niños nunca olvidaron a Gina y cada vez que veían un carrito especial para perros mayores o simplemente pensaban en ella, sonreían al recordar todas las aventuras vividas juntos.

Y así aprendieron una valiosa lección: que el amor y el cuidado hacia los seres queridos no tiene límites, ni siquiera cuando se trata de una mascota.

FIN.

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