El Cartero y el Premio de Neruda



Había una vez un cartero llamado Juan, que vivía en un pequeño pueblo de la Argentina. Cada mañana, Juan recorría las calles entregando cartas y paquetes, saludando a los niños que jugaban y a los ancianos que lo miraban pasar. Pero un día, mientras revisaba su carga, encontró un paquete muy especial, con una etiqueta que decía: "Premio Nobel de Literatura".

Intrigado, Juan se detuvo un momento. "¿A quién le podrá llegar un premio tan grande?"- se preguntó, mientras abría el paquete por un pequeño agujero que hizo con su dedo. Dentro había una carta que decía que el premio iba destinado al famoso poeta Pablo Neruda, quien vivía en la ciudad.

"¡Voy a llevarle el premio a Neruda!"- exclamó Juan emocionado. Era un gran honor llevar una noticia tan importante y sentía que era un día especial. Así que, tras colgarse su mochila, partió hacia la ciudad.

Al llegar a la casa de Neruda, se encontró con una hermosa casa llena de flores y libros esparcidos por todas partes. Juan tocó la puerta, y una mujer amable le abrió. "¿En qué puedo ayudarte, joven?"- preguntó.

"¡Vengo a entregar un paquete al poeta Neruda!"- respondió Juan con una sonrisa. La mujer lo miró con curiosidad y asintió, invitándolo a pasar.

Poco después, Neruda apareció. "¿Quién eres tú?"- preguntó el famoso poeta, con su voz profunda y cálida.

"Soy Juan, el cartero. He traído algo muy especial para usted"- dijo mientras le entregaba el paquete. Neruda, emocionado, tomó la caja con cuidado. "¿Qué es esto?"-

"Es el premio Nobel de Literatura, señor"-, dijo Juan, mirando los ojos iluminados de Neruda.

El poeta abrió la caja y quedó asombrado al ver la medalla y el diploma. "¡Esto es increíble! Muchas gracias, querido amigo"- afirmó Neruda, abrazando a Juan. "Nunca antes había recibido un premio de esta magnitud de manos de un cartero tan valiente. Tú también debes sentirte parte de esta historia"-.

Juan sonrió, pero también sentía una extraña tristeza. "La verdad es que no soy más que un cartero, y en mi vuelta a casa seguiré entregando cartas en mi pequeño pueblo"-.

"¡Pero eso es lo que hace que tu trabajo sea especial!"- exclamó Neruda. "Las palabras que llegan a las personas son igual de importantes que las que se publican en un libro. Tú eres el puente entre los sueños de la gente y su realidad. Así que nunca lo olvides"-.

Juan se sintió mucho mejor. Entonces, Neruda tuvo una idea brillante. "Voy a escribir un poema sobre ti y tu valentía. Cada vez que lo lean, recordarán la importancia de un cartero y su labor"-.

Los dos pasaron horas conversando sobre la poesía y las letras, mientras Juan se sentía inspirado por la actitud del poeta. Cuando finalmente se despidieron, Neruda le dijo en voz baja: "Lleva contigo mi poema y nunca dejes de creer en ti y en lo que haces. Cada entrega de cartas es una oportunidad para cambiar el mundo"-.

Juan regresó a su pueblo con el corazón lleno de nuevos sueños. Desde ese día, entendió que su labor de cartero era más significativa de lo que había imaginado. Así, cada vez que entregaba una carta, sonreía, pensando que también era un mensajero de poesía.

Y así, el pequeño cartero Juan y el gran poeta Pablo Neruda se convirtieron en amigos, dejando huellas de inspiración y palabras que viajaban en cada sobre que cruzaba el umbral de una casa.

Fin.

FIN.

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