El castillo aéreo del brujo



Hace mucho, mucho tiempo, en un reino lejano vivía un malvado brujo llamado Zarek. Este brujo, con su magia oscura, decidió construir un castillo suspendido entre el cielo y la tierra, utilizando nubes y estrellas. Su objetivo era dominar el reino asustando a los habitantes con su poder y su imponente castillo.

Un día, mientras los ciudadanos del reino se reunían en la plaza para conversar sobre la obra, la primera en llegar fue la princesa Yolanda, conocida por su valentía y su gran corazón.

"¡Miren ese castillo! ¡Es impresionante!" - exclamó Yolanda, asombrada por la construcción.

"Puede ser impresionante, pero es obra de Zarek, y él solo trae problemas" - respondió el herrero del pueblo, preocupado.

Yolanda decidió que debía acercarse más al castillo, y, sin pensarlo dos veces, comenzó a subir la colina en dirección a las nubes. Sabía que tenía que averiguar más sobre el brujo y su magia. Mientras subía, se encontró con un pequeño pájaro que volaba inquieto.

"¿Por qué estás tan nervioso?" - le preguntó la princesa al pájaro.

"¡El brujo ha atrapado a mi familia en su castillo! No sé cómo rescatarlos" - dijo el pájaro, con los ojos llenos de lágrimas.

Yolanda sintió una mezcla de determinación y tristeza. "No te preocupes, pequeño. ¡Juntos encontraremos la manera de liberar a tu familia!" - le aseguró, decidida.

Cuando llegaron a las puertas del castillo, se encontraron con un enorme portón de madera cubierto de espinas.

"¿Cómo vamos a entrar?" - preguntó el pájaro, angustiado.

"Dejame pensar..." - respondió Yolanda, mientras observaba el lugar. De repente, una idea brillante surgió en su mente. "¡Haré una poción mágica!" - dijo emocionada.

Yolanda saco de su bolsillo una pequeña bolsa de objetos mágicos y comenzó a mezclar ingredientes en un recipiente que había conseguido en su camino. Con habilidad, añadió pétalos de flores, agua de lluvia y un toque de luz del sol. Al terminar la poción, un resplandor iluminó el portón, y las espinas comenzaron a desvanecerse como si nunca hubieran estado allí.

"¡Lo lograste!" - gritó el pájaro, emocionado.

Entraron al castillo y se encontraron en un vasto salón lleno de sombras y ecos extraños. Allí estaba Zarek, sentado en su trono, con una risa malévola.

"¿Qué hacen, intrusos?" - preguntó el brujo.

Yolanda, temblando pero firme, respondió: "¡Venimos a liberar a la familia del pájaro! Tu magia no debería causar miedo ni sufrimiento!"

Zarek se sorprendió. "Nadie jamás se ha atrevido a desafiarme! Pero... ¿y si te propongo un trato? Si logras vencerme en un concurso de acertijos, dejaré ir a tu amigo. Si pierdes, te quedarás aquí para siempre."

"Está bien, ¡acepto el desafío!" - dijo Yolanda.

El brujo comenzó con un acertijo complejo, y Yolanda pensó intensamente. Con su ingenio y creatividad pudo resolverlo, sorprendiéndolo a él y a sí mismo.

"¡Increíble! Pero el siguiente será aún más difícil" - dijo Zarek, cada vez más impresionado y frustrado.

Yolanda, con confianza, logró resolver cada uno de los acertijos planteados, dejando al brujo sin palabras. Finalmente, Zarek, derrotado y admirando la inteligencia de la princesa, no tuvo más opción que liberar al pájaro y a su familia.

"Te admiro, princesa. Nunca pensé que alguien podría vencerme. Te voy a conceder un deseo como muestra de respeto" - dijo Zarek, con un tono más amable.

Yolanda sonrió. "Quiero que uses tu magia para hacer del reino un lugar mejor y ayudar a aquellos que lo necesiten".

Zarek sintió un cambio en su corazón y aceptó cambiar su camino. A partir de ese día, el brujo convirtió su castillo en un lugar donde la magia ayudaba a la gente, y todos en el reino vivieron en paz y armonía.

La princesa Yolanda se convirtió en una heroína y la historia de su valentía y compasión se contó durante generaciones, recordándoles a todos que la verdadera magia se encuentra en el corazón, y que siempre se puede hacer el bien.

Desde entonces, el reino floreció, y el castillo aire fue transformado en un símbolo de esperanza para todos.

FIN.

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