El Castillo de Arena de Julianna



En un hermoso día de verano, Julianna y sus padres decidieron ir a pasar el día en la playa. Julianna estaba emocionada, ya que le encantaba jugar en la arena, nadar en el mar y construir castillos.

Al llegar a la playa, Julianna corrió hacia la orilla del mar mientras sus padres preparaban las cosas. Se quitó los zapatos y sintió la frescura de la arena bajo sus pies.

El sol brillaba en lo alto y las olas rompían suavemente en la costa. "¡Miren papá! ¡Mamá! ¡Voy a construir un castillo gigante!", exclamó Julianna con entusiasmo. Sus padres sonrieron y asintieron con cariño. Sabían lo creativa e ingeniosa que era su hija.

Julianna se puso manos a la obra, reagarrando arena húmeda para dar forma a su castillo. Mientras tanto, sus padres extendieron una manta en la arena y se sentaron a disfrutar del paisaje.

"¡Parece que va a ser un castillo increíble, Julianna!", dijo su mamá animándola. Después de un rato, el castillo de Julianna estaba casi terminado. Estaba decorado con almejas marinas y palitos que había encontrado por ahí. Estaba orgullosa de su creación.

De repente, unas olas más grandes comenzaron a acercarse rápidamente hacia donde estaba el castillo de Julianna. Ella miró preocupada cómo las olas amenazaban con destruir todo su trabajo duro. "¡Oh no! ¡Mi castillo!", exclamó angustiada.

Sus padres se levantaron rápidamente al verla tan preocupada. Su papá corrió hacia ella y juntos lograron rescatar parte del castillo antes de que fuera arrastrado por las olas. "Tranquila Julianna, podemos reconstruirlo juntos", dijo su papá tranquilizándola.

Y así fue como entre risas y juegos en equipo, reconstruyeron el castillo incluso más grande y hermoso que antes. Fue un momento especial donde aprendieron sobre trabajo en equipo, perseverancia y amor familiar.

Al final del día, cuando el sol comenzaba a esconderse en el horizonte, Julianna abrazó a sus padres agradecida por haber compartido ese día tan especial juntos en la playa. Sabía que siempre podía contar con ellos para apoyarla en cada aventura que emprendiera.

Con el corazón lleno de amor, felicidad y respeto mutuo, caminaron juntos hacia casa sabiendo que aquel día en la playa quedaría grabado para siempre en sus corazones como un preciado tesoro familiar.

FIN.

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