El castillo de arena en el auto


Había una vez un niño llamado Benjamín, a quien le encantaba viajar en auto. Un día soleado, su mamá y su papá decidieron llevarlo a la playa para disfrutar de un día divertido juntos.

El sol brillaba intensamente mientras conducían por la carretera. Benjamín estaba emocionado y no podía dejar de sonreír. Pero de repente, las nubes comenzaron a oscurecer el cielo y empezó a llover.

Grandes gotas caían sobre el parabrisas del auto, haciendo que los padres se preocuparan. "¡Ay no! Parece que nuestra visita a la playa se arruinó", dijo el papá con tristeza.

Benjamín miró por la ventana con curiosidad y vio cómo las gotas de lluvia caían sobre la arena de la playa vacía. La tristeza invadió su corazón al pensar en todo lo que iba a perderse ese día. De repente, tuvo una idea brillante.

"¡Papá, mamá! ¿Por qué no nos quedamos en el auto? Podemos inventar juegos divertidos mientras llueve". Sus padres dudaron al principio pero luego sonrieron ante la entusiasmo de su hijo. Así que todos salieron del auto y se sentaron en los asientos traseros. Benjamín propuso jugar "Adivina qué forma tiene mi mano".

Todos debían hacer figuras con sus manos y los demás tenían que adivinar qué era. Las risas llenaron el interior del automóvil mientras cada uno intentaba hacer las formas más graciosas posibles.

Las horas pasaban rápidamente mientras jugaban sin parar. De repente, Benjamín tuvo otra idea. "¡Vamos a construir un castillo de arena dentro del auto!", exclamó emocionado. Sus padres se miraron entre sí, sorprendidos por la ocurrencia de su hijo.

Pero no pudieron resistirse a su entusiasmo y decidieron ayudarlo. Con una bolsa llena de arena que habían traído para jugar en la playa, comenzaron a amontonarla cuidadosamente en el asiento trasero.

Moldearon torres altas y murallas fuertes, mientras el agua de lluvia golpeaba las ventanas del automóvil. El castillo tomó forma rápidamente y pronto se convirtió en una obra maestra hecha por la familia. Benjamín estaba tan orgulloso de lo que habían logrado juntos que no podía dejar de sonreír.

Después de tanto jugar y divertirse bajo la lluvia, llegó el momento de regresar a casa.

Mientras conducían hacia allá, Benjamín reflexionó sobre lo ocurrido ese día y dijo:"A veces las cosas no salen como esperamos, pero eso no significa que no podamos encontrar diversión y felicidad en otras formas". Sus padres asintieron con cariño mientras continuaban conduciendo bajo la lluvia. Comprendieron que la verdadera magia está en disfrutar cada momento sin importar las circunstancias externas.

Y así, esa tarde lluviosa se convirtió en una experiencia inolvidable para Benjamín y su familia. A partir de ese día, aprendieron a encontrar alegría incluso cuando las cosas no salían según lo planeado.

Y colorín colorado, esta historia de lluvia y diversión ha terminado.

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