El Castillo de Arena Perdido
Había una vez un nene llamado Lucas, que vivía cerca de la playa. A Lucas le encantaba construir castillos de arena y pasar horas jugando en la orilla del mar.
Un día, mientras estaba construyendo su castillo más grande hasta el momento, una tormenta se acercó rápidamente. El cielo se oscureció y comenzaron a caer fuertes gotas de lluvia. Lucas se asustó y corrió hacia su casa para refugiarse.
Pero antes de irse, miró tristemente cómo su hermoso castillo de arena empezaba a desmoronarse bajo la lluvia. Cuando llegó a su casa, Lucas se sentó junto a la ventana y observó cómo los relámpagos iluminaban el cielo oscuro.
Estaba muy decepcionado por haber perdido su castillo de arena. De repente, escuchó un ruido extraño proveniente del jardín trasero. Se levantó rápidamente y fue a investigar qué era lo que había pasado.
Para su sorpresa, vio a un perro mojado y tembloroso buscando refugio debajo de un árbol. Lucas sintió pena por el perrito y decidió ayudarlo. Corrió hacia afuera con un paraguas en mano para protegerlo de la lluvia y lo llevó dentro de casa.
El perro parecía estar muy asustado por la tormenta, así que Lucas le dio caricias para tranquilizarlo. Después de un rato, el perro comenzó a sentirse mejor gracias al amor y cuidado que recibió por parte del nene.
Decidieron nombrarlo —"Tormenta" en honor a ese día lluvioso. A medida que pasaban los días, Lucas y Tormenta se volvieron inseparables. Juntos, construyeron un nuevo castillo de arena en la playa y lo decoraron con almejas marinas brillantes.
Aprendieron a disfrutar cada momento juntos y a superar cualquier obstáculo que se les presentara. Un día soleado, mientras jugaban en la orilla del mar, Lucas notó algo peculiar. Había una botella flotando cerca de ellos. La recogió y vio un mensaje dentro.
Decía: "¡Felicidades! Has ganado un viaje a Disneylandia". Lucas saltó de emoción y le contó la noticia a Tormenta. Ambos estaban tan emocionados por el viaje que comenzaron a planear todo lo que harían cuando llegaran al parque de diversiones.
Finalmente llegó el día del viaje y Lucas y Tormenta subieron al avión rumbo a Disneylandia. Se divirtieron montando en las atracciones más emocionantes, comiendo algodón de azúcar y viendo los increíbles fuegos artificiales.
Al regresar a casa después de su aventura en Disneylandia, Lucas miró hacia atrás en todas las experiencias inolvidables que había vivido junto a su fiel amigo Tormenta.
Aprendió que incluso cuando las cosas no salen como uno espera, siempre hay una forma de encontrar alegría y amistad en los momentos más difíciles. Y así termina nuestra historia llena de amor, amistad y valentía.
Recuerda siempre estar dispuesto a ayudar a otros y nunca dejar de soñar grandes sueños como Lucas lo hizo junto a su inseparable amigo Tormenta.
FIN.