El castillo de la amistad



Había una vez en un pequeño pueblo, tres niños curiosos y traviesos llamados Martín de 4 años, Sofía de 5 años y Lucas de 7 años.

Todos los días después de la escuela, se reunían en el parque para jugar y divertirse juntos. Un día, mientras jugaban en el arenero del parque, vieron a lo lejos a un anciano con barba blanca sentado en un banco. El anciano parecía estar observándolos con una sonrisa amable.

Los niños se acercaron lentamente y el anciano les dijo: "Niños, ¿saben ustedes cuál es la clave más importante para llevarse bien entre amigos?". Los tres niños lo miraron con curiosidad y Sofía preguntó: "¿Cuál es esa clave, señor?".

El anciano respondió: "La clave más importante es la comunicación. Es fundamental hablar y escuchar atentamente a nuestros amigos para entendernos mejor". Martín levantó su manito emocionado y exclamó: "¡Yo sé hablar muy bien!".

El anciano rió bondadosamente y le dijo: "Sí, Martín, todos saben hablar, pero lo importante es aprender a expresar nuestros sentimientos y pensamientos de manera clara para que nuestros amigos nos entiendan".

Lucas asintió con seriedad y preguntó al anciano: "Pero ¿cómo podemos comunicarnos mejor entre nosotros?".

El anciano les explicó que debían practicar la empatía, ponerse en el lugar del otro para comprender sus emociones; también les sugirió ser honestos al expresar sus opiniones sin lastimar los sentimientos de los demás. Los niños escuchaban atentamente cada palabra del sabio anciano. De repente, vieron acercarse a Juanita, una niña nueva en el pueblo que parecía tímida.

Los tres amigos recordaron las enseñanzas del anciano sobre la comunicación e invitaron a Juanita a jugar con ellos. "Hola Juanita, ¿quieres jugar con nosotros?", dijo Sofía con una sonrisa cálida. "¡Sí! ¡Gracias por invitarme!", respondió Juanita emocionada.

"Vamos a construir un castillo de arena juntos", propuso Lucas mientras ayudaba a Juanita a integrarse al juego. Los cuatro niños trabajaron en equipo construyendo el castillo más grande que jamás hubieran imaginado. Se reían juntos compartiendo ideas e historias divertidas.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte cuando terminaron su obra maestra. El anciano los observaba desde lejos con orgullo y felicidad.

Se acercó lentamente hacia ellos y les dijo: "¡Qué hermoso castillo han construido juntos! Eso demuestra que cuando se comunican y trabajan en equipo pueden lograr grandes cosas". Los cuatro niños se abrazaron contentos mientras veían su castillo brillar bajo las últimas luces del día.

A partir de ese momento entendieron la importancia de la comunicación entre amigos para fortalecer sus vínculos y vivir momentos inolvidables juntos. Y así termina nuestra historia infantil sobre cómo tres niños descubrieron la importancia de la comunicación gracias a las sabias palabras de un viejo amigo.

¡Que nunca olviden que hablar y escuchar son las llaves mágicas para mantener viva cualquier amistad!

FIN.

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