El castillo de la amistad


En un soleado día de verano, José y María se encontraron por casualidad en la playa. José estaba construyendo un castillo de arena mientras que María recogía almejas marinas cerca del agua.

José levantó la vista y vio a María acercarse. Ella le sonrió amablemente y dijo: "¡Hola! ¿Qué estás haciendo?"José respondió emocionado: "-Estoy construyendo un castillo de arena. ¿Te gustaría ayudarme?"María asintió con entusiasmo y juntos comenzaron a trabajar en el castillo.

Mientras trabajaban, descubrieron que tenían muchas cosas en común. Les encantaba nadar, jugar al voleibol y tomar helado de frutilla. Después de terminar el castillo, se sentaron en la arena para descansar.

Fue entonces cuando José notó que María parecía un poco triste. "-¿Estás bien?", preguntó José con preocupación. María suspiró y dijo: "-Sí, es solo que mañana es mi cumpleaños y no tengo a nadie con quien celebrarlo.

"José sintió empatía por su nueva amiga y tuvo una idea brillante. "-¡No te preocupes! Mañana organizaremos una fiesta sorpresa en la playa para celebrar tu cumpleaños. "Los ojos de María se iluminaron de alegría ante la propuesta de José.

Juntos planearon todo para la fiesta sorpresa: invitaron a otros niños en la playa, compraron globos coloridos y prepararon una torta deliciosa. Al día siguiente, cuando llegó el momento de la fiesta sorpresa, María no podía creer lo que veía.

Había globos por todas partes, música alegre sonando y todos los niños cantando "Feliz Cumpleaños". María estaba tan feliz que las lágrimas brotaron de sus ojos. Se acercó a José y le dio un abrazo cálido.

"-¡Gracias por hacer este día tan especial para mí!"La fiesta fue todo un éxito y María nunca olvidaría ese cumpleaños inolvidable en la playa gracias a su nuevo amigo José. Desde ese día, José y María se convirtieron en los mejores amigos inseparables.

Jugaron juntos cada verano en la misma playa donde se conocieron, recordando siempre aquel encuentro mágico que los unió para siempre.

Y así, entre risas, juegos bajo el sol y tardes interminables frente al mar, José amigo de María demostraron que las mejores amistades pueden surgir cuando menos lo esperamos, incluso en una simple tarde playera llena de magia e ilusión.

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