El Castillo de los Sueños
En un reino lejano, había un hermoso castillo que se alzaba en la cima de una colina. Era conocido como el Castillo de los Sueños. En él vivía Bella, una joven inteligente y valiente, que siempre soñaba con aventuras más allá de las murallas del castillo. Bella pasaba sus días leyendo libros de exploraciones y leyendas, mientras en su corazón guardaba un deseo profundo de ver el mundo.
Sin embargo, no estaba sola en el castillo. La Bestia, un príncipe transformado por un antiguo hechizo, vagaba por los pasillos tratando de encontrar la esperanza de un verdadero amor que lo liberara de su forma aterradora. Mientras tanto, Gastón, el cazador del pueblo, estaba decidido a conquistar a Bella, pero él solo deseaba que ella se acomodara a lo que él creía que era una vida adecuada.
Un día, mientras Bella exploraba los bosques cercanos al castillo, se encontró con la Bestia en un claro. A pesar de su aspecto temible, él tenía una mirada triste que la intrigó.
"¿Quién sos?" - preguntó Bella, con un tono desafiante pero curioso.
"Soy la Bestia. Este es mi reino, aunque a veces desearía no estar aquí" - respondió él, ocultando su tristeza.
Bella, en lugar de asustarse, le sonrió.
"Siempre he buscado aventuras y vos pareces tener muchas historias que contar. ¿Te gustaría compartirlas conmigo?" - sugirió.
La Bestia, sorprendido por la oferta, asintió tímidamente. A medida que compartían historias, una chispa de amistad empezó a encenderse. Cada día, Bella regresaba al bosque para escuchar sobre la vida del príncipe antes de convertirse en Bestia, y él en reciprocidad le contaba sobre los sacrificios que había hecho.
Sin embargo, Gastón no estaba contento con la amistad que florecía entre Bella y la Bestia. Un día, él decidió confrontar a Bella.
"¿Por qué pasas tanto tiempo con esa Bestia? ¡Deberías estar conmigo!" - le gritó Gastón.
"Gastón, él es diferente. Me cuenta historias que me hacen soñar." - respondió Bella con firmeza.
La ira de Gastón aumentó. Decidido a acabar con lo que consideraba una locura, se dirigió al castillo dispuesto a enfrentar a la Bestia.
Llegó al bosque y, furioso, se encontró con la Bestia, que lo miró con desdén.
"¿Por qué estás aquí, cazador?" - preguntó la Bestia con voz grave.
"Vine a liberar a Bella de tus garras. ¡Eres un monstruo!" - exclamó Gastón.
"No soy un monstruo. Estoy buscando mi propia redención, y Bella es mi amiga."
La Bestia respondió con firmeza, mostrando que su corazón estaba lleno de amor y esperanza.
Gastón, enfurecido, se lanzó hacia la Bestia. En medio de la pelea, Bella decidió intervenir.
"¡Deténganse!" - gritó Bella. "No pueden resolver sus diferencias con violencia. Necesitamos encontrar una solución de paz."
Ambos hombres se detuvieron, sorprendidos por la valentía de Bella.
"¿Qué proponés?" - preguntó Gastón, bajando un poco su guardia.
"Podemos demostrar que los miedos y prejuicios nos dividen. La amistad y el amor son más poderosos que cualquier enfrentamiento. ¿Por qué no intentamos conocer al otro?" - sugirió Bella.
Con un poco de reticencia, Gastón accedió y la Bestia también, lentamente comenzaron a conocerse.
Esa noche, los tres compartieron historias y risas, y, al final, en vez de enemigos, comenzaron a ver a la Bestia como un amigo valioso.
La transformación comenzó, no solo de la Bestia, sino también en el corazón de Gastón quien, a medida que se conocía más a sí mismo, empezó a cuestionar su propia necesidad de control.
Días después, llegó un nuevo amanecer. Bella observó cómo la Bestia y Gastón se acercaban, hablando en un tono amigable.
"Tal vez una amistad es el verdadero camino hacia la redención" - pensó Bella, sonriendo.
Finalmente, la Bestia fue capaz de recordar su antiguo yo, un príncipe noble, pero ya no lo necesitaba para ser feliz. No era la apariencia exterior lo que importaba, sino el amor y la amistad que había cultivado.
Con el tiempo, el hechizo se rompió; la Bestia se transformó de nuevo en príncipe, pero esta vez, su corazón y su mente estaban en paz.
"Bella, ahora entiendo lo que es el verdadero amor y la amistad. Gracias por ayudarme a encontrarme a mí mismo" - dijo el príncipe.
"No sólo vos encontraste tu camino. Todos somos mejores juntos" - contestó Bella.
El castillo, una vez lleno de soledad, se llenó de risas y alegría, y a partir de ese día, el reino aprendió que, a veces, el amor y la amistad pueden transformar incluso las situaciones más difíciles en las más bellas.
Así, el castillo de los sueños se convirtió en un lugar donde todos podían brillar, independientemente de su apariencia.
Y así, Bella, el príncipe y Gastón vivieron grandes aventuras juntos, recordando siempre que lo más importante del mundo es el amor y la conexión genuina entre las personas.
FIN.