El Castillo de Oro y la Hada Encantada



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Bloque, dos amigos llamados Vladimir y Dafne. Les encantaba construir con legos y pasaban horas y horas creando castillos, autos, robots y todo lo que su imaginación les permitiera.

Un día, mientras buscaban en la caja de legos las piezas para su próxima creación, descubrieron una pieza muy especial. Era de un color dorado brillante y tenía inscripciones antiguas que no podían entender.

Sin pensarlo dos veces, decidieron incorporarla a su construcción. Al terminar su obra maestra con la misteriosa pieza dorada, algo increíble ocurrió. La estructura comenzó a brillar intensamente y de repente cobró vida.

Los ojos de Vladimir y Dafne se abrieron como platos al ver cómo su creación se convertía en un castillo real con torres altísimas, jardines exuberantes y criaturas mágicas pululando por doquier. - ¡Increíble! ¿Cómo ha pasado esto? -exclamó Vladimir emocionado.

- ¡Es como si nuestros legos hubieran cobrado vida! -dijo Dafne sin poder creerlo. De repente, un hada madrina apareció frente a ellos. Tenía alas transparentes y una varita mágica resplandeciente.

- Hola queridos niños -dijo el hada con voz melodiosa-, han demostrado tener corazones puros al utilizar la pieza dorada en su construcción. Por eso, les he concedido el deseo de ver sus creaciones convertidas en realidad. Vladimir y Dafne no podían contener la emoción.

Corrieron por los pasillos del castillo que habían creado, maravillados por cada detalle que habían incorporado sin saberlo: la biblioteca llena de libros encantados que flotaban solos, el laboratorio donde pociones burbujeantes esperaban ser probadas, e incluso un dragón amistoso que los saludaba con fuego inofensivo.

El hada les explicó que debían cuidar de su nuevo reino y prometer usar sus habilidades para construir un mundo mejor para todos. Con lágrimas en los ojos pero sonrisas radiantes, Vladimir y Dafne asintieron solemnemente.

Desde ese día en adelante, los dos amigos gobernaron Villa Bloque junto a las criaturas mágicas que habían dado vida con sus legos.

Aprendieron valiosas lecciones sobre trabajo en equipo, creatividad e imaginación; recordando siempre que cualquier cosa es posible cuando se tiene el corazón lleno de bondad y buenas intenciones. Y así fue como Vladimir y Dafne vivieron felices para siempre en su reino hecho de sueños construidos con legos.

FIN.

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