El Castillo del Bosque Encantado
En un hermoso bosque de la Tierra Media, donde las estrellas brillaban como diamantes y el viento susurraba historias antiguas, vivía un dragón llamado Drago. Drago era un dragón de escamas verdes brillantes y ojos dorados llenos de curiosidad. Aunque todos en el bosque lo temían, él solo quería hacer amigos.
Un día, mientras volaba sobre el bosque, Drago escuchó un llanto suave. Intrigado, bajó hacia un claro donde encontró a un pequeño duende llamado Lino. Lino estaba sentado en una piedra, con la cabeza entre las manos.
- ¿Por qué llorás, pequeño duende? -preguntó Drago, acercándose con cuidado.
- ¡No tengo amigos! -sollozó Lino-. Todos me dicen que soy muy pequeño y que no puedo jugar con ellos.
Drago sonrió y movió su cola con alegría.
- ¡Puedo ser tu amigo! -exclamó-. ¿Te gustaría volar conmigo?
Los ojos de Lino se iluminaron.
- ¡¿Puedo volar? ! -gritó emocionado.
Drago extendió sus alas y cuidadosamente levantó a Lino sobre su espalda. Juntos surcaron los cielos, riendo y disfrutando de la vista del bosque desde las alturas. Pero no todo era diversión. Mientras volaban, vieron un oscuro castillo al borde del bosque y en la cima, una bruja malvada llamada Morgana que había estado causando problemas a todos los habitantes del bosque.
- Tenemos que ayudar a los que están en peligro -dijo Lino, mirando con preocupación.
- ¡Sí! -respondió Drago, decidido a hacer algo.
Así que se dirigieron hacia el castillo, donde Morgana estaba asustando a los animales con sus oscuros hechizos. Cuando llegaron, la bruja, al ver al dragón, comenzó a reír.
- ¡¿Un dragón y un duende? ! ¡Qué gracioso! No son más que un par de insectos insignificantes! -se burló Morgana.
Pero Drago no se dejó intimidar.
- ¡No eres tan poderosa como piensas! -gritó-, ¡los amigos siempre encuentran la manera de ayudar a los demás!
Lo que Morgana no sabía era que entre el dragón y el duende había mucho más que sólo amistad. Lino, siendo un duende, tenía un talento especial para crear magia, aunque él aún no lo sabía. Justo cuando Morgana lanzaba su hechizo, Lino levantó sus manos, cerró los ojos y de repente, una ola de luz brillante surgió de él, dispersando las sombras oscuras del castillo.
- ¡No! -gritó Morgana, contemplando, horrorizada, cómo su magia se desvanecía.
- ¡Juntos somos más fuertes! -exclamó Drago mientras el poder de Lino crecía.
Con este nuevo poder, Lino se dio cuenta de que podía devolver la luz al bosque. Combinando la valentía de Drago y la magia de Lino, lograron ahuyentar a Morgana del bosque para siempre. Ella, al ver la unión y la valentía de los dos, se marchó, prometiendo reconsiderar sus malvados caminos.
Los habitantes del bosque celebraron, y Lino y Drago se convirtieron en los héroes del día. Desde ese momento, Drago fue conocido como el dragón valiente y Lino como el pequeño duende mágico. Juntos demostraron que la amistad puede superar cualquier obstáculo y que, con valentía, se pueden vencer las sombras más oscuras.
- ¡Lo logramos, amigo! -dijo Lino mientras saltaba felizmente.
- ¡Siempre estaremos juntos! -respondió Drago, sonriendo.
Y así, entre risas y aventuras, el dragón y el duende continuaron explorando el bosque, recordando siempre que la amistad y el trabajo en equipo hacen a los sueños más grandes realidad.
FIN.