El Castillo en el Bosque Mágico
En un hermoso bosque lleno de árboles frondosos y flores de colores brillantes, se erguía un castillo antiguo, envuelto en un misterio que atraía tanto a curiosos como a aventureros. La leyenda contaba que en el castillo habitaba una princesa llamada Sofía, que había sido encantada por una bruja malvada. La única forma de romper el hechizo era encontrar el tesoro escondido en el bosque, el cual estaba custodiado por tres pruebas mágicas.
Un día, un valiente niño llamado Lucas decidió que debía salvar a la princesa.
"¡Hoy es el día de la aventura!", exclamó Lucas emocionado.
Con su mochila llena de provisiones, salió de su casa y se adentró en el bosque. Mientras caminaba, se topó con un pequeño zorro.
"Hola, pequeño amigo. ¿Has visto el castillo?", preguntó Lucas.
"Sí, lo he visto, pero te advierto que hay mucho peligro por el camino", respondió el zorro, moviendo su cola.
"No tengo miedo. Tengo que salvar a la princesa Sofía", dijo Lucas con determinación.
El zorro, impresionado por su valentía, decidió acompañarlo. Juntos emprendieron el camino hacia el castillo. Al poco tiempo, llegaron a un claro donde encontraron la primera prueba: un río caudaloso que debían cruzar.
"Esto parece complicado. ¿Cómo lo hacemos?", se preocupó Lucas.
El zorro miró alrededor y vio una serie de piedras que formaban un camino.
"Mirá, podemos usar esas piedras. Solo tenemos que tener cuidado al saltar", sugirió el zorro.
Lucas respiró hondo y siguió el consejo del zorro. Uno a uno, saltó sobre las piedras hasta llegar al otro lado.
"¡Lo logramos!", gritó Lucas, emocionado.
Superada la primera prueba, continuaron su camino. Más adelante, encontraron un campo lleno de flores brillantes, donde debía enfrentarse a la segunda prueba: responder un acertijo de una mariposa sabia.
La mariposa se posó en una flor y dijo:
"Para pasar, debes contestar esto: ¿Qué tiene raíces que no se ven, y en el cielo tiene su hogar?"
Lucas se rasco la cabeza pensativo. El zorro, a su lado, lo alentó:
"Pensá, Lucas, ¿qué puede ser?"
"¡Ya sé! Es un árbol!", exclamó Lucas.
La mariposa sonrió y dijo:
"Correcto. Pueden pasar".
Lucas y el zorro continuaron su camino hasta llegar al castillo, donde una torre altísima los esperaba. Pero antes de entrar, se dieron cuenta de que había un dragón custodiando la entrada.
"¡No! Estamos perdidos", dijo Lucas angustiado.
"Espera un momento", dijo el zorro. "Recuerda que la valía no es solo fuerza, también es inteligencia. ¿Cómo podríamos distraer al dragón?"
Lucas miró a su alrededor y tuvo una idea brillante.
"Podemos usar las flores brillantes que vimos antes, su aroma los atrae. Vamos a hacer un camino de flores y verlo irse detrás de ellas".
El zorro asintió con una gran sonrisa. Juntos, colocaron las flores en un camino que llevaba lejos del castillo. El dragón, atraído por el dulce aroma, los siguió sin darse cuenta de que ellos estaban entrando al castillo.
Una vez dentro del castillo, encontraron a la princesa Sofía atrapada en un destello de luz.
"¡Oh, gracias! Pensé que nunca saldría de aquí", dijo Sofía, mientras se acercaba a ellos.
"No te preocupes, ¡ven con nosotros!", dijo Lucas.
La princesa, junto con Lucas y el zorro, salió corriendo hacia el bosque. Con cada paso, el hechizo se desvanecía, hasta que finalmente, la luz se convirtió en un brillo suave y hermoso.
"¡Lo hicimos! ¡Estamos libres!", gritó Sofía, sonriendo de oreja a oreja.
Desde aquel día, Sofía y Lucas se convirtieron en grandes amigos y el zorro, también, fue parte de sus aventuras. Juntos aprendieron que la amistad, la valentía y la inteligencia son las claves para enfrentar cualquier desafío.
Y así, cada vez que miraban el castillo al otro lado del bosque, recordaban las pruebas que superaron, y se prometieron que juntos podrían salvar el mundo de cualquier peligro que se presentara.
FIN.