El castillo encantado de Tomás
Había una vez, en un lejano reino, un pequeño niño llamado Tomás. Tomás era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró un viejo libro sobre castillos medievales. Tomás estaba fascinado por las imágenes de grandes torres y murallas imponentes. Decidió que quería aprender más sobre los castillos y convenció a sus padres para llevarlo a visitar uno.
Así fue como la familia de Tomás se embarcó en un emocionante viaje hacia el castillo más cercano. Cuando llegaron, quedaron maravillados por su belleza y grandeza. "¡Mira mamá! ¡Es enorme!"- exclamó Tomás señalando la gran puerta del castillo.
El guía del castillo se acercó a ellos y les ofreció darles un recorrido por todo el lugar. Durante el recorrido, aprendieron muchas cosas interesantes sobre la vida en los castillos medievales.
"Aquí vivían los reyes y las reinas"- explicaba el guía mientras mostraba las habitaciones lujosas del castillo. "Y aquí es donde los caballeros entrenaban para proteger el reino". Tomás imaginaba ser un valiente caballero montando su propio caballo y defendiendo al reino de dragones malvados.
De repente, durante el recorrido, escucharon unos ruidos extraños que venían desde una sala oscura. Todos se miraron sorprendidos e intrigados. "¿Qué será eso?"- preguntó Tomás con curiosidad. El guía sonrió misteriosamente y les dijo que había un secreto guardado en esa sala.
Todos se emocionaron y entraron siguiendo al guía. Dentro de la sala, encontraron una armadura antigua, cubierta de polvo y telarañas. Tomás estaba emocionado por descubrir el misterio detrás de esa armadura. "¿Por qué está tan vieja?"- preguntó Tomás.
El guía les contó una increíble historia: la armadura perteneció a un valiente caballero que defendió el castillo hace muchos años. Pero antes de morir, el caballero dejó un mensaje para futuros visitantes del castillo.
Tomás fue el primero en leerlo en voz alta:"Si alguna vez necesitas coraje, solo pide ayuda a tu corazón valiente"- leyó Tomás con entusiasmo. Todos quedaron impresionados por las palabras del caballero.
El guía explicó que cada uno tiene dentro de sí mismo la fuerza necesaria para enfrentar cualquier desafío, solo hace falta creer en uno mismo. Desde ese día, Tomás entendió que no necesitaba ser un caballero con armadura para ser valiente. Él podía encontrar su fuerza interior cuando lo necesitara.
Con esta nueva lección aprendida, Tomás regresó a casa lleno de alegría y confianza. Sabía que siempre podría contar con su propio corazón valiente para superar cualquier obstáculo que se le presentara en su camino.
Y así termina nuestra historia sobre los castillos medievales y cómo Tomás descubrió la importancia de creer en sí mismo. Ahora es tu turno, ¿qué aventuras te esperan?
FIN.