El cazador de cuentos y la magia de Cuentópolis



Había una vez en un lejano pueblo llamado Cuentópolis, donde todos los habitantes vivían felices leyendo y contando historias maravillosas.

En este lugar mágico, existía un cazador de cuentos llamado Luis, quien tenía la misión de cazar los cuentos originales para llevarlos a la biblioteca central y compartirlos con todos. Un día, mientras Luis recorría el bosque encantado en busca de nuevos cuentos, escuchó risas y cantos provenientes de un árbol muy frondoso.

Se acercó sigilosamente y descubrió a dos duendes traviesos que estaban creando un cuento nunca antes visto. - ¡Mira qué hermosa historia estamos inventando! - dijo el primer duende mientras pintaba con colores brillantes en una hoja de papel.

- Sí, será el mejor cuento de todos - respondió el segundo duende emocionado. Luis quedó maravillado por la creatividad de los duendes y decidió capturar ese cuento único para llevarlo a Cuentópolis.

Sin embargo, justo cuando iba a atraparlo, un hada bondadosa apareció frente a él. - ¿Qué estás haciendo, cazador de cuentos? - preguntó el hada con voz suave pero firme.

- Estoy cumpliendo mi labor llevando historias originales a la biblioteca central - respondió Luis sin dejar de mirar el cuento que brillaba con magia propia. El hada se acercó al cuento y lo tocó con delicadeza. De repente, todo comenzó a temblar y una luz intensa rodeó a los tres personajes.

El árbol cobró vida y les habló con sabiduría:- Los cuentos originales no deben ser capturados ni controlados. Deben ser compartidos libremente para que su magia perdure en cada corazón que los escuche. Luis reflexionó sobre las palabras del árbol y comprendió su error.

Liberó al cuento creado por los duendes y prometió respetar la creatividad de cada historia que encontrara en su camino. El hada sonrió satisfecha y desapareció entre destellos dorados.

Desde ese día, Luis se convirtió en un protector de los cuentos originales, viajando por todo Cuentópolis para inspirar a grandes y chicos con las historias más increíbles jamás contadas.

Y así, gracias a su valiosa lección aprendida en aquel bosque encantado, logró mantener viva la magia de la imaginación para siempre. Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero en Cuentópolis hay muchos más esperando ser descubiertos...

FIN.

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