El cepillo mágico de Laura


En un soleado día de verano, Laura, una niña muy curiosa y divertida, se encontraba jugando en su habitación. Mientras buscaba algo emocionante con lo que jugar, sus ojos se posaron en su cepillo de pelo brillante y colorido.

Laura pensó por un momento y decidió que sería interesante imaginar que su cepillo era un objeto mágico capaz de conceder deseos.

Con una sonrisa traviesa en su rostro, tomó el cepillo y comenzó a hacer movimientos extravagantes mientras decía:- ¡Cepillo mágico, haz realidad mis sueños más fantásticos! De repente, la habitación se llenó de una luz brillante y cuando Laura abrió los ojos nuevamente, se encontraba en medio de un bosque encantado.

A su alrededor había árboles gigantes cubiertos de musgo y flores multicolores bailaban al compás del viento. Confundida pero emocionada por esta nueva aventura, Laura comenzó a explorar el lugar.

Caminando entre los árboles descubrió a una pequeña ardilla llamada Simón saltando de rama en rama. - ¡Hola! -exclamó Laura emocionada-. ¿Puedes ayudarme a volver a casa? Simón miró a Laura con curiosidad y respondió:- Claro que sí puedo ayudarte, pero primero debes cumplir tres desafíos para demostrar tu valentía.

Laura aceptó el desafío sin dudarlo y juntos emprendieron la primera prueba: cruzar un puente colgante sobre un río lleno de cocodrilos hambrientos.

Laura respiró hondo, tomó el cepillo mágico y lo usó como una varita para convertir a los cocodrilos en inofensivas ranas. - ¡Bravo! -dijo Simón-. Ahora, vamos al siguiente desafío. El segundo desafío consistía en escalar una montaña empinada llena de rocas resbaladizas. Laura se concentró y con cuidado logró llegar a la cima.

Allí encontraron a un búho sabio llamado Oliver, quien les dio la tercera y última prueba: resolver un acertijo complicado. Después de pensar durante unos minutos, Laura finalmente descubrió la respuesta correcta y el búho quedó impresionado por su inteligencia.

- Eres valiente y astuta, mereces volver a casa -dijo Oliver mientras señalaba el camino de regreso al bosque encantado. Laura estaba emocionada pero también triste por dejar atrás a sus nuevos amigos.

Agradeció a Simón y Oliver por su ayuda y comenzó a caminar hacia el punto de partida. Cuando llegó al lugar donde había hecho su hechizo inicial con el cepillo mágico, cerró los ojos e hizo un último deseo:- Cepillo mágico, gracias por esta increíble aventura.

Pero ahora quiero volver a mi hogar con mi familia. Al abrir los ojos nuevamente, Laura se encontraba en su habitación exactamente como antes.

Sintió alegría al ver que todo había sido solo parte de su imaginación, pero también aprendió una valiosa lección sobre la importancia de usar su creatividad para divertirse sin necesidad de objetos peligrosos.

Desde ese día, Laura dejó de jugar con su cepillo de pelo y en su lugar, exploró nuevas formas de entretenerse sin ponerse en peligro. Aprendió a dibujar, a leer libros emocionantes y a disfrutar del aire libre con sus amigos. Y así, Laura descubrió que la verdadera magia se encuentra dentro de ella misma, lista para crear aventuras maravillosas cada día.

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