El Cerro de los Sueños



En un pequeño pueblo, al pie de un cerro lleno de árboles, vivía un niño llamado Lucas. A pesar de ser pobre, Lucas era muy feliz. Su vida estaba llena de aventuras junto a sus cinco gatos: Nube, Rayo, Sombra, Estrella y Coco, y su perro, Max.

Un día, mientras jugaban en el cerro, Lucas se dio cuenta de que había algo extraño en el aire. Los animales del bosque parecían inquietos y, de repente, apareció un grupo de criaturas malvadas, compuestas por zorrillos, mapaches y cuervos. Se reunieron alrededor de un árbol grande y comenzaron a hacer ruidos aterradores.

"¡Rápido, chicos! Tenemos que ayudar a los animales del bosque!", dijo Lucas, con valentía.

Los gatos y Max lo miraron con sus ojos brillantes, listos para la acción. Pero Lucas sabía que necesitaban un plan.

"Primero, debemos averiguar qué quieren esos animales. Tal vez no sean tan malvados como parecen", sugirió.

Entonces, con un poco de astucia, Lucas se acercó sigilosamente al grupo de criaturas. Desde la distancia, escuchó su conversación.

"¡Debemos conseguir más comida! No podemos vivir solo de lo que encontramos", decía un zorrillo.

Lucas comprendió que, en realidad, estaban buscando ayuda para alimentarse. Así que, decidió acercarse.

"Hola, amigos. ¿Por qué están tan preocupados?", preguntó Lucas.

Las criaturas se sorprendieron por su presencia.

"¡Es un humano!", exclamó uno de los mapaches.

"No tengan miedo. No vengo a hacerles daño. ¿Qué les preocupa?", dijo Lucas, amigablemente.

Los animales empezaron a contarle acerca de la escasez de comida en el bosque.

"Este cerro solía ser un lugar lleno de frutos y raíces, pero ahora los humanos han empezado a talar los árboles", dijo un cuervo.

Lucas se sintió triste al escuchar esa historia. Tenía que hacer algo.

"¿Y si organizamos una recolección de alimentos? Puedo pedir ayuda a los vecinos del pueblo. Juntos podemos cuidar el bosque y hacer que sea un lugar mejor para todos", propuso Lucas.

Los animales miraron a Lucas con esperanza.

"Eso suena genial. Pero ¿cómo convenceremos a los humanos?", preguntó Max, el perro, moviendo la cola.

"Con una gran fiesta. Invitemos a todos, humanos y animales. Será una gran oportunidad para que todos se conozcan y trabajen juntos", sugirió Nube, la gata.

Lucas se entusiasmó con la idea. Pasaron días organizando todo. Hicieron carteles coloridos, invitaron a los vecinos, y hasta prepararon un delicioso asado.

El día de la fiesta, la colina se llenó de risas y música. Los humanos trajeron comida, los animales del bosque trajeron sus historias y juntos compartieron un hermoso momento.

"¡Esto es increíble!", dijo una vecina, sorprendida por la armonía entre las criaturas.

Lucas se sintió muy contento. Pero justo cuando pensaba que todo iba perfecto, unos leñadores llegaron para cortar más árboles.

"¡Deténganse!", gritó Lucas, subiendo a una roca.

"No podemos permitir que sigan destruyendo nuestro hogar", añadió Max.

"Este bosque es nuestro hogar y el hogar de muchos animales. ¡Hagamos una petición para protegerlo!", propuso Estrella, la gata.

Con la ayuda de todos, Lucas reunió a los habitantes del pueblo y los animales. Juntos, hicieron una gran propuesta para proteger el cerro y reforestarlo.

Después de muchas semanas de trabajo y esfuerzo, el pueblo decidió cuidar el cerro como un parque natural.

"¡Lo logramos!", gritó Lucas, danzando con alegría.

"Sí, ahora el bosque es un lugar seguro para todos!", dijo Rayo, el gato.

Los días pasaron, y el cerro comenzó a florecer nuevamente. Los niños del pueblo venían a jugar, y los animales vivieron felices de nuevo.

Lucas aprendió que, aunque no era rico en dinero, tenía algo más valioso: la amistad y la unión de todos para proteger su hogar.

"Mientras estemos juntos, no hay nada que no podamos lograr", afirmó Lucas mientras acariciaba a Max y sus cinco gatos, mirándolos a todos con una sonrisa.

FIN.

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