El Cerro de los Sueños
Había una vez un niño llamado Lucas que vivía en un cerro rodeado de árboles altos y frondosos. Lucas era un niño pobre, pero tenía algo muy valioso: cinco gatos juguetones y un simpático perrito llamado Roco. A pesar de no tener muchas cosas, Lucas siempre encontraba la manera de ser feliz junto a sus amigos animals.
Un día, mientras jugaban entre los árboles, Lucas y sus mascotas escucharon un extraño ruido. "¿Qué fue eso?", preguntó Lucas con curiosidad. Roco, moviendo su cola, respondió "¡Quizás son los animales del bosque! Hay muchos aquí, pero algunos son un poco malvados."
Lucas se puso un poco nervioso, pero su valentía lo llevó a querer investigar. Junto a sus gatos, quienes siempre lo acompañaban, decidió adentrarse en el bosque. En el camino, encontraron a un pájaro que les gritaba con desesperación. "¡Ayuda! ¡Mi nido fue destruido por una familia de zorros!"
"No te preocupes, vamos a ayudarte!", dijo Lucas decidido. Junto a Roco y los gatos, se pusieron a buscar el nido del pájaro. Finalmente, encontraron la casa de los zorros. "¿Por qué destruyeron el nido del pájaro?", preguntó Lucas, lleno de valentía.
Los zorros, sorprendidos por la presencia del niño y sus amigos, respondieron con arrogancia. "No nos importa, estamos siempre hambrientos y necesitamos espacio para vivir."
Lucas pensó en el pájaro y en lo que sería perder su hogar. Entonces tuvo una idea brillante. "¡Podemos ayudarles! Construiremos un nuevo hogar con ramas y hojas. Y a cambio, ustedes deben prometer no hacer más daño."
Los zorros dudaron, pero la idea les pareció interesante. Juntos, con gran esfuerzo, comenzaron a construir el nuevo nido. Cuando terminaron, el pájaro se puso muy feliz. "¡Es hermoso! ¡Gracias, Lucas!"
Los zorros, tocados por el esfuerzo y la generosidad de Lucas, decidieron cambiar su actitud. "Lo sentimos, Lucas. No sabíamos que podíamos vivir todos en paz."
Así, los zorros, el pájaro, Lucas, Roco y los cinco gatos formaron una gran familia en el cerro. Lucas había demostrado que con bondad y trabajo en equipo, se podían superar cualquier diferencia. El cerro, que antes era un lugar de temor, se convirtió en un lugar donde todos convivían en armonía.
Desde ese día, aprendieron juntos a cuidar del bosque y respetar a todos los seres vivos que lo habitaban. Y cada vez que se oía el canto del pájaro, recordaban la importancia de ayudar a los demás.
Lucas comprendió que tener amigos de diferentes especies era lo mejor que podía tener. Y así, el cerro se convirtió en un lugar lleno de alegría, amistad y unión, donde niños y animales aprendieron a vivir en paz y colaborar entre sí. Lucas y sus amigos nunca olvidaron que el trabajo en equipo y la amabilidad podían cambiar incluso a quienes parecían más malvados.
FIN.