El chanchito valiente



Había una vez un chanchito llamado Rufino, que vivía en una granja en el campo. Rufino era un chanchito muy travieso y curioso, siempre andaba explorando por todos lados.

Un día, mientras jugaba en el corral, Rufino tropezó con una piedra y cayó al suelo. Se lastimó una de sus patitas y no pudo levantarse. -¡Ay, me duele mucho! -se quejó Rufino. Los otros animales de la granja se acercaron preocupados. -¿Qué te pasó, Rufino? -preguntó la gallina Margarita.

-Me lastimé la pata, no puedo levantarme -respondió el chanchito con tristeza. La vaca Matilde se acercó y le dijo con cariño: -Tranquilo, Rufino, te vamos a ayudar. Todos juntos lo llevaron al cobertizo y le vendaron la patita.

Rufino se sentía triste y asustado, pensaba que nunca podría volver a correr y saltar como antes. Pero los demás animales no lo dejaron desanimarse. Lo animaron, le contaron historias y le enseñaron juegos para jugar sin moverse mucho.

Además, la oveja Ramona le leía cuentos para que no se aburriera. Con el tiempo, Rufino sanó y pudo volver a caminar. Pero algo había cambiado en él. Se había vuelto más valiente, comprensivo y agradecido.

A partir de ese día, ayudaba a los animales de la granja en todo lo que podía. Siempre estaba dispuesto a escuchar y dar una mano.

Rufino descubrió que, a pesar de las dificultades, siempre hay una forma de superarlas y que, con la ayuda de los demás, todo es más fácil. Y así, se convirtió en el chanchito más querido y admirado de la granja.

FIN.

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