El chupete mágico de Crocky y Trompitas



Había una vez en la selva un cocodrilo llamado Crocky que mientras paseaba por el río encontró un chupete flotando en el agua. Curioso, lo agarró con su gran boca y decidió llevarlo a la orilla para examinarlo mejor.

- ¡Miren lo que encontré en el río! -exclamó Crocky mostrando el chupete a sus amigos animales.

El elefante, llamado Trompitas, al ver el chupete se emocionó y dijo:- ¡Ese es mi chupete perdido! Lo reconozco por los dibujos de estrellitas que tiene. Crocky, sorprendido, respondió:- Pero yo lo encontré en el río.

¿Cómo puede ser tuyo? Ante esta disputa, los animales decidieron ir a consultar al gran sabio mono, quien vivía en lo más alto de un árbol milenario y siempre tenía respuestas sabias para resolver problemas. Al llegar ante el mono, Crocky y Trompitas contaron su historia y le pidieron que decidiera a quién pertenecía realmente el chupete.

El mono escuchó atentamente y luego les planteó un desafío:- Para saber quién es el verdadero dueño del chupete, deberán superar tres pruebas que pondrán a prueba su honestidad y amistad.

La primera prueba consistía en ayudar a una familia de monos a reagarrar frutas caídas de los árboles. Crocky y Trompitas trabajaron juntos sin problemas, demostrando cooperación y solidaridad. En la segunda prueba debían rescatar a un pajarito atrapado entre las ramas altas de un árbol.

Con la fuerza del elefante y la agilidad del cocodrilo lograron salvar al pequeño animalito. Finalmente, la última prueba era resolver un acertijo complicado que solo podía resolverse si trabajaban en equipo. Después de mucho pensar juntos lograron dar con la respuesta correcta.

El sabio mono sonrió satisfecho al ver cómo Crocky y Trompitas habían superado las pruebas con éxito demostrando su valentía, amistad y trabajo en equipo. - Ahora sí puedo decir quién es el verdadero dueño del chupete -dijo el mono-. Este chupete pertenece...

¡a ambos! Crocky y Trompitas se miraron sorprendidos pero felices por la decisión del sabio mono.

A partir de ese día compartieron el chupete como símbolo de su amistad y aprendieron que trabajar juntos siempre trae mayores recompensas que pelear por cosas materiales. Y así, entre risas y abrazos, los dos amigos regresaron a casa con una valiosa lección aprendida gracias a la sabiduría del gran mono de la selva.

FIN.

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