El chupete mágico y la amistad inesperada
Era un día soleado en la Institución de los Bebés Felices, donde todos los bebés jugaban y reían. Pero en un rincón del parque, dos bebés estaban en plena pelea por un chupete brillante. Uno era Rocco, con grandes ojos azules y un hermoso cabello rubio, y el otro era Lila, con mejillas sonrosadas y trenzas castañas.
- ¡Es mío! - gritó Rocco, intentando agarrar el chupete.
- ¡No! ¡Es mío! - respondió Lila, aferrándose al chupete con todas sus fuerzas.
Ambos se miraron con furia, el aire entre ellos estaba cargado de tensión.
Justo en ese momento, apareció Bleis, una mancha amorfa de colores que siempre trataba de ayudar a sus amigos, aunque a veces sus esfuerzos no terminaban bien.
- ¡Chicos! - dijo Bleis, acercándose con una sonrisa. - ¿No pueden compartir el chupete?
- ¡No! - gritaron al unísono Rocco y Lila. - ¡No lo quiero compartir!
Bleis suspiró, salpicando colores por todos lados.
- Volveré enseguida - dijo Bleis y salió dando saltitos.
Bleis sabía que su plan no funcionaba del todo, así que decidió pedir ayuda. Encontró a Dunix, el monstruo rosa con poderes mágicos reconocido por todos en la Institución.
- ¡Dunix! - llamó Bleis, brincando emocionado. - ¡Ayúdame! Rocco y Lila están peleando por un chupete y no se quieren escuchar.
Dunix sonrió con amabilidad, sabiendo que a veces los bebés solo necesitaban un poco de ayuda para entenderse.
- ¡Deja que yo lo intente! - dijo Dunix mientras se acercaba al lugar de la pelea.
Al llegar, vio a Rocco y Lila gritando y estirando el chupete en direcciones opuestas.
- ¡Deténganse! - dijo Dunix, con su voz profunda y suave. - ¿Pueden darme un momento?
Los bebés se detuvieron por curiosidad, mirándolo con ojos sorprendidos.
- Quiero que todos piensen en lo que el chupete representa para cada uno de ustedes. - continúo Dunix - ¿Por qué es tan especial?
Rocco, un poco confundido, lo miró y dijo:
- Porque es colorido y me gusta chuparlo.
Y Lila, al escucharlo, agregó tímidamente:
- También me gusta porque es divertido y me hace sentir feliz.
Dunix sonrió, sintiendo que había tocado algo en ellos.
- ¿Entonces, qué pasaría si lo usamos juntos? - propuso con entusiasmo. - Podrían tomar turnos, y así ambos disfrutarían de la felicidad que les da.
Rocco y Lila se miraron, el enojo comenzó a desvanecerse.
- Pero, ¿y si no me lo devuelve? - preguntó Rocco.
- Y si yo no quiero dárselo después - agregó Lila, con un puchero.
Dunix, con un toque de su mano mágica, hizo aparecer dos chupetes idénticos, brillantes y coloridos en el aire.
- ¡Miren! - dijo. - Ahora ambos tienen un chupete igual, así que pueden disfrutarlo juntos sin problemas.
Rocco y Lila miraron los chupetes y luego entre ellos. Una sonrisa comenzó a formarse en sus rostros.
- ¡Podemos jugar juntos! - exclamó Lila emocionada.
- Sí… ¡y podría ser más divertido! - respondió Rocco, sintiéndose aliviado.
Dunix se hizo a un lado, viendo como los dos bebés comenzaron a reír, a jugar y a compartir sus chupetes.
- ¿Ves, Bleis? - dijo Dunix con una sonrisa satisfecha. - A veces, solo hace falta un poco de magia para resolver los conflictos y encontrar la amistad.
Bleis asintió, salpicando su colorido alrededor, sintiéndose también muy feliz por sus amigos. Con el tiempo, Rocco y Lila no solo compartieron sus chupetes, sino que descubrieron la alegría de ser amigos. Desde entonces, siempre se aseguraron de jugar juntos, recordando que resolver conflictos a veces solo requiere un poco de comprensión y mucha creatividad.
FIN.