El Churro Anhelado



Había una vez en la hermosa ciudad de La Paz, Bolivia, un niño llamado Mateo. Él vivía en una casa modesta con su madre y su abuela.

A pesar de que no tenían mucho dinero, siempre se las arreglaban para tener suficiente comida y ropa. Un día, mientras caminaba por el mercado local con su madre, Mateo vio a un hombre vendiendo churros recién horneados. El aroma dulce llenó sus sentidos y comenzó a salivar.

"¡Mamá, quiero uno de esos churros!", dijo Mateo señalando al hombre. "Lo siento hijo, pero no tenemos suficiente dinero para comprar un churro hoy", respondió su madre apenada. Mateo se sintió triste y decepcionado.

Pero entonces recordó algo que su abuela solía decirle: "Si quieres algo en la vida, debes trabajar duro para conseguirlo". Así que decidió poner manos a la obra y comenzar a buscar formas de ganar dinero.

Comenzó por ofrecerse como ayudante en el mercado local, donde aprendió mucho sobre cómo funcionaba el negocio. "Buenos días señorita ¿necesita ayuda con sus compras?"- preguntaba Mateo amablemente. "Sí hijo gracias"- respondía la cliente sonriente.

Con el tiempo, aprendió cómo hacer sus propias empanadas caseras y las vendía a los vecinos del barrio. También comenzó a recolectar botellas vacías para venderlas al centro de reciclaje local.

Después de varios meses trabajando duro, finalmente había ahorrado suficiente dinero para comprar uno de esos deliciosos churros que había visto en el mercado. "¡Mamá, mira lo que compré con mi propio dinero!"- gritó emocionado Mateo mientras sostenía su churro recién horneado. "Estoy muy orgullosa de ti hijo", dijo su madre con lágrimas en los ojos.

"Has demostrado que si trabajas duro y perseveras, puedes lograr cualquier cosa". Desde ese día en adelante, Mateo siguió trabajando duro para ganar dinero y ayudar a su familia.

Y aunque la vida no siempre fue fácil, nunca se rindió y siempre mantuvo una actitud positiva y llena de esperanza. La historia de Mateo es un ejemplo inspirador para todos nosotros. Nos enseña que con trabajo duro y determinación podemos superar cualquier obstáculo y alcanzar nuestros sueños.

Así como dice el refrán boliviano: "El que quiere celeste, ¡que le cueste!".

FIN.

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