El cielo de Lía y el lobito


Había una vez en un hermoso bosque, la mariposa Lía y el lobito, dos amigos muy especiales.

Lía era una mariposa de colores brillantes y siempre estaba llena de energía, mientras que el lobito era un pequeño lobo curioso y valiente. Un día, mientras jugaban juntos cerca de un río cristalino, vieron algo que les llamó la atención: miles de estrellas reflejándose en el agua.

Fascinados por su belleza, decidieron buscar la forma de atraparlas para tenerlas siempre con ellos. Lía volaba rápidamente alrededor del río intentando atrapar las estrellas con sus delicadas alas. Pero sin importar cuánto lo intentara, no lograba agarrar ninguna.

El lobito se acercó a ella y le dijo: "Lía, no te preocupes por eso. Las estrellas están muy lejos y son libres en el cielo. "Lía se sintió triste al escuchar esto y pensó que nunca podría tener las estrellas cerca suyo.

Pero entonces el lobito tuvo una idea brillante: "¡Podemos construir nuestro propio cielo lleno de estrellas!" exclamó emocionado. Los dos amigos comenzaron a recolectar ramas secas y hojas caídas para construir un gran árbol donde colocarían todas las estrellas imaginarias que crearían juntos.

Pasaron días trabajando arduamente hasta que finalmente terminaron su proyecto. Una noche clara y despejada, Lía y el lobito subieron al árbol lleno de ilusión. Usando palitos luminosos como si fueran varitas mágicas, comenzaron a dibujar estrellas en el cielo.

Cada uno tenía su propia técnica para hacerlas brillar y pronto el árbol se llenó de estrellas resplandecientes. Lía sonrió al ver su creación y dijo: "¡Mira, lobito! Ahora tenemos nuestro propio cielo lleno de estrellas.

" El lobito asintió emocionado y agregó: "Y lo mejor de todo es que podemos compartirlo con todos nuestros amigos del bosque. "Desde ese día, Lía y el lobito invitaron a todos los animales del bosque a disfrutar de su mágico árbol de estrellas.

Los pájaros cantaban mientras volaban alrededor, los conejitos saltaban entre las ramas y hasta los más tímidos animales se acercaban para admirar aquel increíble espectáculo.

Poco a poco, la tristeza que Lía sentía por no poder atrapar las verdaderas estrellas desapareció. Se dio cuenta de que la verdadera magia estaba en crear algo hermoso junto a sus amigos y compartirlo con otros.

Con el paso del tiempo, el árbol de estrellas se convirtió en un lugar muy especial para todos. Las historias se contaban bajo su resplandor nocturno y cada noche era una fiesta llena de alegría y amistad. Así, Lía y el lobito demostraron que no siempre es necesario tener algo físico para ser feliz.

A veces basta con usar nuestra imaginación, trabajar juntos y compartir nuestras creaciones para iluminar nuestras vidas como si fueran millones de estrellas en el cielo.

Y así fue como la mariposa Lía y el lobito enseñaron a todos los animales del bosque la importancia de la amistad y la creatividad. Y desde entonces, el árbol de estrellas se convirtió en un lugar mágico donde los sueños se hacían realidad. .

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