El científico monstruoso


Había una vez un hombre llamado Juan, quien trabajaba en un laboratorio científico. Un día, mientras estaba trabajando en su puesto de trabajo, sin darse cuenta tomó accidentalmente una sustancia química que estaba etiquetada como —"Prohibido" .

Al principio, no sintió nada extraño y continuó con su trabajo normalmente. Pero al cabo de unos minutos comenzó a sentirse muy raro. De repente, sus manos se volvieron peludas y sus uñas se convirtieron en garras afiladas.

Su piel se volvió verde y sus ojos brillaban como faros. Juan había sido transformado por la sustancia química en un monstruo aterrador que asustaría a cualquiera.

Sin embargo, él no sabía lo que le había pasado y salió del laboratorio para ir a casa. En el camino hacia su casa, vio a algunos niños jugando en el parque cerca de su casa.

Al verlos, algo dentro de él cambió; comenzó a sentir miedo e inseguridad sobre lo que acababa de pasarle. De repente, sin previo aviso, Juan comenzó a perseguirlos mientras emitía gruñidos escalofriantes. Los niños estaban horrorizados y corrieron lo más rápido que pudieron para escapar del monstruo que los perseguía.

El pobre Juan no entendía por qué los niños corrían asustados de él; solo quería volver a ser humano otra vez.

Después de algunas semanas viviendo como un monstruo solitario y triste, decidió buscar ayuda para encontrar una cura para volver a ser humano otra vez. Un día encontró la ayuda adecuada: una bruja amable le dijo que si quería volver a ser humano, tenía que hacer algo bueno por la gente. Juan reflexionó sobre esto y decidió ayudar a los niños en su ciudad.

Comenzó a vigilar las calles y el parque para asegurarse de que todos estuvieran seguros mientras jugaban. Un día, un niño pequeño se cayó del columpio y se lastimó gravemente la pierna.

Juan fue rápido para ayudarlo y llevarlo al hospital más cercano. La noticia de su buen corazón comenzó a correr por toda la ciudad, y pronto todos lo conocían como el "monstruo amable" que protegía a los niños.

Finalmente, después de varios meses de hacer cosas buenas por otros, Juan comenzó a sentirse diferente. Su piel volvió a ser humana, sus manos peludas se transformaron en dedos normales y sus ojos perdieron ese brillo amenazador.

Cuando miraba hacia atrás en su vida como monstruo, no podía creer cuán lejos había llegado gracias al poder de hacer cosas buenas por otros. De ahora en adelante, prometió seguir siendo un protector amable para los niños y siempre recordaría cómo su maldición terminó siendo una bendición disfrazada.

Dirección del Cuentito copiada!