El cierre del casino clandestino de Bigotes



En un pequeño pueblo de Argentina, vivía un señor llamado Bigotes. Él era conocido por su peculiar característica: siempre tenía gases estomacales y no podía evitar dejar escapar ruidos poco agradables.

A pesar de esto, Bigotes era muy querido por todos en el pueblo. Un día, mientras paseaba por la calle principal del pueblo, Bigotes se topó con un bar de malamuerte.

A pesar de las apariencias, decidió entrar para tomar algo fresco en aquel caluroso día de verano. Al entrar al bar, Bigotes notó que había una gran cantidad de gente jugando en unas mesas cercanas. Curioso, decidió acercarse para ver qué estaba pasando. Para su sorpresa, se trataba de un casino clandestino.

"¿Qué están haciendo aquí? Esto es ilegal", dijo Bigotes asombrado. "Cállate viejo choto y vete si no quieres problemas", le respondió uno de los hombres que jugaban en la mesa.

Bigotes sabía que debía hacer algo al respecto pero no sabía cómo actuar. Fue entonces cuando recordó una historia que su abuela solía contarle cuando era niño sobre como el ingenio puede ayudarnos a salir adelante.

Algo dentro de él empezó a moverse y pensó: "¡Tengo una idea!" Se acercó a la mesa donde estaban jugando los hombres y les propuso una apuesta:"Si gano yo esta partida me prometen cerrar este lugar inmediatamente".

Los hombres aceptaron confiados en que podrían ganar fácilmente ya que habían estado jugando toda la noche y estaban bastante ebrios. La partida comenzó y Bigotes, con su astucia y habilidad, logró ganar la partida.

Los hombres se sorprendieron al ver que un hombre mayor como él podía ser tan bueno en el juego. "Muy bien, ya cumpliré mi parte del trato", dijo el líder de los hombres mientras cerraba el casino clandestino. Bigotes había logrado cerrar un lugar ilegal gracias a su ingenio y perseverancia.

Desde ese día, todos lo miraron con admiración por haberse enfrentado a una situación peligrosa. A partir de entonces, Bigotes decidió compartir su historia con los niños del pueblo para enseñarles que siempre hay solución si uno usa su inteligencia.

Y así, se convirtió en un héroe local y dejó de ser conocido solo por sus gases estomacales.

FIN.

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