El cine 3D y la solución creativa



Era un día soleado y Alexander estaba muy emocionado porque iba a ir al cine por primera vez para ver una película en 3D.

Desde hacía semanas había estado hablando de ello con sus amigos, y finalmente el gran día había llegado. - ¡Mamá, papá! ¿Estamos listos para ir al cine? -preguntó Alexander ansioso. - Sí hijo, ya estamos listos -respondió su papá mientras cerraba la puerta de la casa.

Cuando llegaron al cine, Alexander no podía contener su emoción. Quería correr hacia la sala de cine lo más rápido posible. Pero primero tuvieron que comprar las entradas y el pochoclo.

- ¡Vamos rápido! No quiero perderme ni un minuto de la película -dijo Alexander impaciente mientras saltaba de un pie a otro. Después de comprar las entradas y el pochoclo, finalmente llegaron a la sala de cine. Cuando entraron, se dieron cuenta de que estaban sentados en los asientos delanteros.

Alexander estaba un poco preocupado porque pensaba que no iba a poder ver bien la película desde allí. - ¿Estás seguro que podemos ver bien desde aquí? -preguntó Alexander nervioso.

- Claro hijo, siéntate cómodo y ponte tus anteojos 3D -respondió su mamá sonriendo tranquilizadora mente. Alexander se puso los anteojos 3D como le indicó su mamá y empezó a comer pochoclo mientras esperaba que comenzara la película. De repente todo se volvió oscuro y apareció en pantalla una animación espectacular en 3D.

Alexander estaba fascinado con lo que veía. Los personajes parecían estar a su lado y los efectos especiales lo dejaban con la boca abierta. - ¡Miren, miren! Eso parece tan real -dijo Alexander señalando a la pantalla.

Pero de repente, algo extraño empezó a pasar. La imagen en 3D comenzó a desvanecerse y volverse borrosa. Alexander se quitó los anteojos 3D para ver si eso solucionaba el problema, pero no era así.

- ¿Qué está pasando? ¡La imagen se ve mal! -exclamó Alexander preocupado. En ese momento, un miembro del personal del cine entró en la sala y les explicó que había habido un problema técnico con la película.

Le ofrecieron cambiarles las entradas para ver otra película o devolverles el dinero. Alexander estaba muy triste porque quería ver esa película en particular, pero sus padres le dijeron que podían elegir otra y volver otro día para ver la que originalmente habían planeado ver.

Finalmente eligieron una nueva película y pudieron disfrutarla sin problemas técnicos. Aunque no fue exactamente lo que habían planeado, Alexander aprendió una valiosa lección: las cosas pueden salir mal incluso cuando uno está emocionado por algo nuevo.

Pero siempre hay una solución o alternativa para seguir adelante y disfrutar de la experiencia al máximo. Y así termino el día feliz e ilusionado por volver al cine pronto con su familia y amigos para vivir nuevas aventuras.

FIN.

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