El Cinturón Perdido de Rosa
Rosa era una niña simpática y llena de energía. Tenía unos pantalones favoritos, y lo que los hacía aún más especiales era un cinturón que le había regalado su abuela. Era un cinturón colorido, con dibujos de gatitos y flores, y siempre que Rosa lo llevaba, sentía que podía conquistar el mundo.
Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, Rosa notó que algo le faltaba. Se miró y, para su horror, se dio cuenta de que su cinturón había desaparecido. Con una lágrima en el ojo, le dijo a su amiga Sofía:
"¡Sofía! ¡No puedo encontrar mi cinturón!"
"¿Pero cómo? ¿No estaba atado a tus pantalones?"
"Sí, pero no sé cómo se me pudo haber caído..."
"Vamos a buscarlo juntas, seguro que está por aquí."
Y así, las dos amigas comenzaron a buscar el cinturón en cada rincón del parque, preguntando a los niños y revisando debajo de los bancos. El sol empezó a esconderse y la tristeza de Rosa se hizo más grande.
"No hay rastro de él..." - dijo Rosa con la voz entrecortada.
"No te preocupes, Rosa, a veces las cosas aparecen cuando menos lo esperamos."
Rosa decidió que, aunque no podría reponer su cinturón, guardaría sus recuerdos con cariño. Con el tiempo, ese sentimiento se convirtió en una especie de espacio vacío en su corazón. Pasaron semanas y llegó la Navidad. Rosa estaba triste, su cinturón podía estar en cualquier parte, desde el parque hasta la lavandería del hotel donde se había quedado con su familia.
Una noche, mientras miraba las luces del árbol de Navidad, sus ojos se llenaron de esperanza. De pronto, alguien tocó la puerta y, al abrir, encontró a su abuelita.
"¡Hola, mi amor! ¡Feliz Navidad!"
"¡Feliz Navidad, abuela! Pero estoy un poco triste porque perdí mi cinturón.“
"A veces, las cosas pequeñas pueden volver en formas sorprendentes. ¿Sabes? He oído un rumor increíble..."
"¿Qué tipo de rumor?"
"Que todos los gatitos de España están dispuestos a ayudar a los niños a encontrar lo que han perdido. Y esta noche, se van a reunir para hacer algo especial."
Rosa se sentó en el borde de la cama, pensando. "¿Gatitos de España? ¿Qué pueden hacer ellos?"
"¡Ya lo verás!" - le dijo su abuela.
Esa noche, mientras Rosa dormía, un grupo de adorables y traviesos gatitos se fueron reuniendo en su jardín. Saltaron y jugaron con las luces de la Navidad.“
"Primero, debemos encontrar el cinturón de Rosa," dijo Uno, el gato más animal.
"Sí, pero no podemos ir solos. ¡Necesitamos un plan!" - agregó una gatita de ojos verdes.
"¡Claro! Vamos a turnarnos para buscarlo por toda España.”
Al amanecer, los gatitos partieron en diferentes direcciones. Alguien fue a la playa, otro a los mercados, y otro, en el norte, a las montañas. Después de un largo día de aventuras y exploraciones, todos volvieron a sus casa y se pusieron a descansar, con la esperanza de que el próximo día encontrarían el cinturón de Rosa.
Mientras tanto, Rosa seguía mirando por la ventana, soñando con su cinturón, cuando, de repente, vio un brillo entre las ramas de un árbol. Salió rápido y… ¡ERA SU CINTURÓN!
- “¡Abuela, ven! ¡Lo encontré! ” - gritó emocionada.
- “¿Qué? Pero, ¿cómo? ”
- “No lo sé, estaba ahí. ¡Es un milagro! ”
Sin embargo, Rosa no sabía que, tras ese hallazgo, había un ejército de gatitos escondidos detrás del árbol sonriendo. El más pequeño, de pelaje atigrado, salió y dijo:
- “¡Tú eres la valiente que ha mantenido la esperanza! Gracias por tu amor por el cinturón.”
- “Pero, ¿cómo sabían los gatitos que lo necesitaba? ” - preguntó Rosa, sorprendida.
- “Los gatos tienen un sexto sentido, y ellos se mueven cuando hay amor en el aire. Tú lo sentiste, y ellos también. Nunca pierdas la esperanza, porque a veces, las cosas sólo esperan el momento adecuado para volver a nosotros.”
Desde entonces, Rosa nunca volvió a perder algo sin recordar aquella noche mágica de Navidad. Su cinturón le enseñó que aunque las cosas materiales vengan y se vayan, lo que realmente importa siempre vuelve, como el amor, la amistad, y los bonitos recuerdos.
Y así terminó la aventura de Rosa, rodeada de amigos, amor y, por supuesto, su maravilloso cinturón de gatitos. ¡Vivió feliz para siempre!
FIN.